Buscar en este blog

sábado, 29 de diciembre de 2007

El hombre invisible

Seguro que la ciencia ha dedicado montones de recursos a desarrollar alguna técnica para ocultar personas. No busquen más, el hombre invisible existe: soy yo. Bueno, no sólo yo, ya que el grado de invisibilidad del que quiero hablar depende de las circunstancias, así que pondré algún ejemplo para que se entienda mejor.

La situación más común es encontrar en un bar a alguien que te gusta. Por mucho esfuerzo que pongas, si a ese hombre no le atraes ¡ya eres invisible! A partir de ese momento, no importa que le claves la mirada para intentar atraer su atención, ya que no podrás siquiera hacerle un guiño. Cuando él eche una ojeada por el local, se producirá un salto al pasar por tu área (por ejemplo pestañeará o desviará la vista hacia abajo lo justo para que tus ojos no aparezcan en su panorama).

Observando la situación desde fuera, puede verse que el sujeto A mira al sujeto B, mientras éste está mirando al sujeto C y así sucesivamente. El fenómeno del hombre invisible es traicioneramente parcial: eres visible para todos salvo justo para quien pretendes que te mire. También es recíproco: las personas que no te atraen desaparecen igualmente de tu campo visual.

Yo tengo una teoría y es que a mayor cantidad de gente en un local, el fenómeno del hombre invisible es más común. Por ejemplo en época de concentraciones de osos en una ciudad, la atención de la gente puede dispersarse mucho y no concentrarse en nadie en concreto. Sin embargo, aunque en el bar haya sólo dos personas, si la suerte hace que la atracción sea mutua, no es necesario más.

La sauna es un ejemplo aún más increible del fenómeno, ya que siendo un lugar donde todo el mundo va en pelotas, no sé qué hacer, puesto la invisibilidad es aún más patente. En un sitio como este, en el que mucha gente va a practicar sexo, es bastante probable ser invisible a ojos de quien te gusta y que las personas que te están mirando sean invisibles para ti, con lo cual se producirán pequeñas persecuciones entre todos los sujetos de un lado a otro del local.

Bueno, voy a ver si consigo quitarme la capa de invisibilidad de Harry Potter.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Inesperada evolución

Es sorprendente encontrarse a veces con cosas que ni de lejos me imaginaba. En este caso es un conocido (no llego a llamarle "amigo" porque la verdad es que tengo muy poca relación con él) acerca del que no sospechaba ciertas facetas. La verdad es que es un buen tío y muy inteligente, me ayudó a buscar trabajo cuando me quedé en paro hace unos años, así que no sé qué hacer para agradecérselo... Le tengo un poco perdida la pista, aunque con el tiempo me he enterado de algunos detalles un poco peculiares acerca de él.

Conocí a este hombre a través de un amigo común de otra ciudad, con el que ambos habíamos establecido contacto en diferentes momentos. Cuando fui a visitar a mi amigo en su ciudad, me comentó a su vez que conocía una persona que vivía cerca de mí y me mostró unas fotos suyas. Al momento la cara me sonó de haberle visto alguna vez en un bar, puesto que tenía un bigote prominente que no mucha gente se deja crecer. Más adelante le vi en persona y me presenté a él diciéndole cómo le conocía.

La verdad es que no hemos tenido mucha relación, aunque siempre que nos vemos, nos saludamos. Lo que sí era curioso de este hombre era su organizada promiscuidad. Alguna vez que estuve tomando un café con él, me comentó con bastante detalle su agenda y yo alucinaba: casi todos los días tenía algún lío, bien fueran amigos que venían a visitarle, bien fueran ligues que había conseguido saliendo. También en sus viajes visitaba a gente y echaba sus polvos. Gran parte de los rollos que me contaba eran además múltiples, en plan tríos o grupos. Pero como he dicho, lo que más me "flipaba" era su capacidad de organización, cómo conseguía encajar en su agenda toda aquella cantidad de tíos, como si fueran las piezas de un puzzle.

La sorpresa de hoy ha ocurrido mientras navegaba por las páginas de un sitio de anuncios que visito a menudo: me he encontrado una foto suya haciendo guarreridas con otro tío y dejándolo bastante claro en el texto de su anuncio: "Aprendiz de Amo busca Maestro [...] para que [...] me asesore acerca de [...] tratar a mi siervo. Entre ambos le daríamos lo que se merece y podríamos compartirle con otros machos dominantes".

Joder, qué miedo. De verdad que me asusta un poco ver cómo evoluciona la gente. Supongo que para ellos esto es un juego, pero me da que muchos luego no saben hacer otra cosa que jugar cada vez a cosas más fuertes.

martes, 6 de noviembre de 2007

adiós, amigo

(publicado originalmente el domingo 22 de octubre de 2006, 03:51:00 PM)

Nadie te prepara para la pérdida de un ser querido. La primera mala noticia vino directamente de él: una llamada de teléfono, lágrimas incontenibles. Lo que me han encontrado es malo. Palabras de ánimo y de aliento, diciéndole que lo que tiene que hacer es luchar con todas sus fuerzas, que los médicos harán todo lo posible pero que él tiene que poner todo de su parte.

Mentiras piadosas que no dejan de ser mentiras, aunque no conozco el estado en detalle, ni quiero saberlo para aferrarme a algo. Malos presentimientos que no quiero escuchar. Pequeñas esperanzas tras alguna mejora. Una salida del hospital en el intermedio entre radioterapia y quimioterapia. Reentrada tras una recaída fulminante. Tratamientos que sólo consiguen destrozar las pocas defensas que quedan. Yo no sé qué hacer, no sé si puedo hacer algo por ayudar, en la forma que sea... Mi falta de experiencia es enorme.

Cada vez se hacía más duro ir a visitarle... Es muy duro ver a una persona postrada en una cama, después de haberle conocido en toda su actividad. Entre los dos estaba claro que me tendría a su lado cuando me necesitase, pero me dolía mucho estar más tiempo.

La culpa siempre nos hace mirar atrás, pensando que podríamos haber cambiado algo para que no llegase el desenlace. Pero hay tantos elementos que el cambio se hace bastante incontrolable. ¿Podría haber ido antes al médico? ¿Pudo el médico darle poca importancia al principio? ¿Podría haberse salvado aunque le hubiera dado más importancia? ¿Se utilizó el tratamiento adecuado? ...Siempre nos quedaran todas esas dudas y muchas otras.

Una amistad de cinco años que comenzó casi por casualidad. Tras el primer encuentro a través de Internet, la mayoría de las veces no se suele volver a coincidir. Pero yo siempre he sido muy solitario y se me ocurrió volver a llamarle para salir a dar un paseo. En pocas reuniones se perfiló como alguien con quien podía hablar de cualquier tema que me interesase o preocupase. La mayoría de sus amigos lo eran prácticamente desde hacía treinta años. En comparación, sólo he formado parte de una pequeña parcela de sus vidas, pero me han abierto los ojos al mundo y nunca podré agradecérselo bastante.

Era, sin ningún género de duda, mi mejor amigo. Por supuesto que tengo otros amigos, no muchos, pero algunos quedan, casi todos de la época estudiantil. Pero no me puedo integrar completamente con ellos por culpa de los secretos. Me autoexcluyo, porque incluso entre la gente joven hay muchos prejuicios, pero también porque yo mismo no estoy seguro de que deban saberlo. Alaska lo dijo una vez y ha quedado bien claro: ¿A quién le importa? Está claro que es el mayor escollo en mi soledad e introversión.

Finalmente, recibo una llamada de madrugada, justo antes de salir a trabajar. Pido que me den más datos cuando sepan dónde se hace el velatorio. La información me llega mientras hago la compra por la tarde. Hay detalles curiosos que no se olvidan: recuerdo que justo después de colgar el teléfono, una señora me pide que le mire un precio, porque se ha olvidado sus gafas. Me sorprendo consiguiendo contener mis emociones mientras recojo lo que me falta, lo llevo a casa y tras colocar lo que necesita estar en la nevera, marcho hacia el tanatorio. Nunca había estado allí y me meto por la calle equivocada antes de dar con el camino correcto.

Saludo a la familia y los presentes, con los que he tenido muy poca relación hasta ahora. Paso a verle y no puedo evitar romper a llorar. También es la primera vez que me encuentro en una situación de este tipo sin mis familiares para consolarme. Intento calmarme y hablo un rato con su hermano.

Vuelvo a casa. Ceno algo y trato de no pensar mucho. Me voy pronto a la cama para estar listo al día siguiente. Por la mañana vuelvo y esperamos al momento de la partida. Hay mucha emoción en el aire... Lágrimas de nuevo en la despedida.

Adiós, amigo.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Parejas abiertas

Para mí, un capítulo que me cuesta enormemente comprender es el de las llamadas "parejas abiertas". Qué curiosa construcción gramatical. Para mí que una pareja es algo indivisible, en cualquier otro caso no hay pareja que valga, sino que se trata de dos entidades individuales unidas por conveniencia. Por desgracia el diccionario todo lo más que describe para "pareja" es "igual o semejante" y no da una definición similar a mi visión de unidad.

Esta es una discusión feroz que tengo con algunos de mis amigos: según ellos, mi forma de ver la vida está anticuada y dicen que con el tiempo es necesario dar libertad a la pareja para que el fuego no se apague, hacer una serie de acuerdos y que siempre que se respeten las reglas establecidas, y de esa forma no hay ningún problema. Evidentemente, estos acuerdos suelen incluir sexo en grupo (mínimo tríos, aunque hay quien es capaz de meterse en habitaciones llenas de gente). Por lo general, nunca participa un sólo miembro de la pareja, sino que siempre deben estar los dos para que nada se haga a espaldas de la otra parte. De todas formas también para eso hay excepciones.

Tengo un par de razones por las que no me gusta mucho el tema de los tríos: la primera es que no soy muy abierto en mis prácticas, por lo que no sé qué hacer en ciertas situaciones... Pienso que estoy bastante limitado para interactuar con dos personas a la vez (aparte de que disfruto más pudiendo concentrarme en hacer disfrutar a una sola persona). La segunda es que a veces me he encontrado con gente que no se esforzó casi nada en intentar que yo también disfrutase. Es decir, que iban a satisfacerse ellos y mi placer les importaba bien poco. Aunque bueno, eso también se da en las relaciones uno-a-uno.

Puede que la cerrazón de pensamiento sea mía, pero mientras que no considero mal tener aventuras al no tener pareja fija (de hecho queda eso o la autosatisfacción), me cuesta aceptar que no estaría traicionando a nadie si tuviese pareja y practicase sexo con otras personas. Supongo que depende de la educación recibida y la mía no ha sido así... La palabra fidelidad para mí tiene significado.

Muchos de los anuncios de parejas abiertas incluyen una frase similar a esta: "Pero yo quiero mucho a mi pareja, ¿eh? lo demás es sólo sexo". En fin, que discutir sobre este tema es complicado, porque cada cual tiene formada su opinión al respecto.

De todas formas, a modo de ejemplo presento algunas frases que he ido encontrando y a mi juicio son verdaderas joyas de la justificación absurda para mantener eso de "somos pareja":
  • "No creo en la monogamia; creo en la ternura, el compromiso, la complicidad, el construir una vida en común, el estar a tu lado cuando me necesites...pero no entiendo por qué todo esto tiene que ir unido a la monogamia sexual".
  • "Tengo pareja, él tiene mi corazón y yo el suyo, pero como no somos compatibles sexualmente, decidimos ser abiertos. Busco un hombre [...de tales y cuales características...] para buenos ratos de sexo sin compomiso [...]". (¿Una relación no sexual? Yo creo que eso se llama amistad. Eso sí, para compartir los gastos de la vivienda, su visión está genial).
  • Había un anuncio que creo que ya no está, se salía. Acumulaba todos los puntos de los que he hablado: sentir un amor infinito por una persona que le da alas (permitiéndole tener todas las relaciones sexuales ajenas a la pareja y además sin participar en ellas). Además, lo perfecto para él es no repetir y si te he visto, no me acuerdo. Flipante hasta el extremo. ¿Pero cómo voy yo a encontrar una pareja seria existiendo este tipo de especímenes? Desde luego no tener compromisos puede ser la perfección, pero mi moral grita por todos los poros al leerlo.

martes, 25 de septiembre de 2007

no saber lo que uno quiere

Todos creemos saber lo que queremos, yo al menos lo tengo claro, quizá demasiado claro: mis preferencias son bastante cerradas, pero no sé qué hacer para abrir más mi abanico de gustos, así que me es difícil encontrar gente que me agrade ya que parece que siempre voy buscando un ideal.

Antes de quedar con nadie, cuando el primer encuentro es a través de Internet, prefiero aclarar las dudas que me surjan, que para eso está el correo, los mensajes, etc. Normalmente soy yo el indeciso debido a mis gustos. Pero cuando decido acudir a una cita, no me echo para atrás. Creo que los "plantones" son muy desagradables y como no me gusta que me los den, actúo en consecuencia.

En alguna cita ha ocurrido que no había "química": a veces nos hemos despedido inmediatamente y cada uno ha continuado su camino; otras veces, sin embargo, hemos tomado un café y charlado sin problemas. Yo creo que para algo somos adultos y podemos expresar lo que pensamos y a veces compartir un rato charlando es agradable.

Pero en ocasiones me topo con situaciones que me descolocan por completo. Personas que o no saben leer, o sólo quieren leer lo que les interesa. Yo a estos les llamo "personas con guión", porque en apariencia sus reacciones responden a patrones muy definidos. Si consigues seguir su guión la cosa va bien, pero en el momento que te sales de lo escrito, se fastidió el invento. Y no es porque no sepan improvisar, sino porque no quieren. Puede que en una ocasión sea interesante seguir un guión, pero a la tercera vez que lo haces, es todo tan mecánico que no tiene gracia.

También hay un grupo de personas que van a su propia satisfacción, sin importarles la de los demás. En el momento de caer en las redes de alguien así, enseguida se nota porque terminas agotado intentando satisfacerles y siempre piden más, mientras que no se dignan en hacerte una simple caricia. El sentimiento después de ser utilizado por uno (o dos, que las parejas tienden mucho a esto) de ellos es de gran vacío, desgana e insatisfacción, que tardan en desvanecerse.

Además de estos subgrupos, existe también el de aquellos que directamente sólo quieren hacer la puñeta al otro, que de todo hay en esta vida. Urden tretas que no se destapan hasta el último momento, en el que te dejan con un palmo de narices. Al contrario que en los otros casos, en los que de una u otra forma se intuyen las posibles razones, todavía no he conseguido descifrar cuál es la satisfacción que obtienen con su comportamiento este último grupo de especímenes.

La última vez que me ocurrió esto me quedé perplejo. Una persona que me envía un mensaje a uno de mis anuncios, en el que no se me ve la cara. Entiendo que la gente que me escribe ahí es porque les gusta mi cuerpo (allá ellos, para gustos los colores), objetivo con el cual está puesto el anuncio.

Después de intercambiar unos cuantos mensajes le digo que si quiere, quedamos. Me dice que si estoy solo, viene él a mi casa, que tardará x tiempo y me pide mi dirección. Le contesto que mejor voy a buscarle al metro o quedamos en algún sitio, pero insiste y al final se la doy. Después de eso, todavía me envía algunos mensajes con el móvil mientras supuestamente sale de su casa. No contento con eso, a la supuesta hora en que aproximadamente llegaría a mi parada de metro, me envía otro mensaje preguntándome si la dirección correcta que debe tomar es hacia cierto punto.

Inmediatamente, le llamo a su teléfono pero sale un estridente contestador automático. Como es totalmente absurdo que tenga el teléfono apagado, ya no me creo que haya venido, pero aun así le envío un par de mensajes diciéndole por dónde debe ir. Al día siguiente le vi conectado y le dije que su comportamiento me parecía estúpido y que no ayudaba a nadie. Me imagino que se estaría riendo, vete a saber por qué, supongo que nunca lo sabré.

Y es que en el bearwww abunda la gente de todo tipo, pero lo de juansorocoslada ha sido para ir a mear y no echar gota.

martes, 15 de mayo de 2007

igualdad

Cuando estoy con alguien, mis caricias responden a sus caricias, mis besos a sus besos y así sucesivamente. Doy lo que me dan y espero que me den lo que yo doy. Acaricio como a mí me gusta que me acaricien, pero eso sólo funciona perfectamente cuando la otra persona piensa del mismo modo, lo que no es fácil.

Creo que al principio no era así: yo me volcaba completamente, intentando hacer disfrutar al máximo sin preocuparme mucho de mí. Me encantaba ver que la otra persona se moría de gusto y disfrutaba con la visión. Entonces me fui topando con gente que no correspondía salvo si se lo hacías notar, y algunos ni eso.

Después de un rato sobando y chupeteando a un cuerpo que no deja de gemir, me tumbaba cansado, en espera de que correspondiesen un poco a mi esfuerzo. Hombre, alguno había que sí, me daba la réplica y yo disfrutaba y el ciclo se repetía. Lo acojonante era que otros decían "descansa", pero seguían tumbados y tampoco se movían un milímetro, ni hacían la intención de unas simples caricias de agradecimiento. Ni que decir tiene, estos "especímenes" son de los que se corren y se marchan, sin siquiera preguntar si tú también quieres terminar. No sé qué hacer para arreglar esas situaciones, la verdad es que es difícil si la otra parte no tiene voluntad.

Ahora llevo la igualdad a más niveles. Empiezo besando y acariciando como debe ser, pero en seguida se nota si la otra persona está por la labor de hacer disfrutar o sólo de recibir. Cuando me topo con alguien que no corresponde, ni me empleo a fondo, ni utilizo "trucos" que dan más gustito, ni nada. Como no siento nada al terminar (una buena paja le da mil vueltas a una masturbación mecánica de estos tipos), minimizo el placer que doy hasta que se adecua a lo que ellos me dan.

Como contrapartida, cuando he encontrado gente que me correspondía, en esos polvos saltaban chispas. Esto es un toma y daca, quien quiera disfrutar también tiene que hacer disfrutar. El placer puede multiplicarse o dividirse, dependiendo de las intenciones de los participantes. Yo prefiero multiplicar, pero al que le gusta dividir, lo multiplico por cero.

domingo, 13 de mayo de 2007

soledad

(publicacion original: 25 diciembre 2006)

Sí, es Navidad, pero la verdad es que estoy un poco hasta la polla de estar solo. Vale, tengo mi pequeño núcleo familiar en el que me he refugiado bastante y con el que todo va aceptablemente bien. Pero me falta llenar ese vacío del amor, tan importante en la vida y la salud mental.

Debo decir que desde hace un par de semanas, ando detrás de alguien, pero todavía no se ha producido la situación del encuentro. He dejado mis mensajes, mi teléfono, mi dirección de correo y he recibido respuesta diciéndome que un día quedaremos a conocernos, pero la espera se está alargando demasiado. En cierto modo, estoy en una temporada un tanto desesperanzadora en el terreno sentimental, por las cosas que me han pasado últimamente. No sé qué hacer... Llevo tanto tiempo buscando y esperando que, aunque siempre he pensado que la vida en pareja es lo ideal, a veces ya no sé si quiero emparejarme. Las dos formas de vivir tienen sus ventajas e inconvenientes; es posible que se me estén pegando las rarezas de la soledad, tan difíciles de disipar cuando luego hay que compartir el espacio entre dos.

Cuando tuve pareja, fue una de las mejores experiencias de mi vida. Lo malo es que terminó de una forma un tanto extraña... Sigo preguntándome por qué ocurrió así, aunque ya no tiene sentido, pero todos quisiéramos arreglar los errores que cometimos en el pasado, y esta relación me dejó el mal sabor de boca de no poder siquiera entender cuáles fueron los errores que desembocaron en su ruptura. La otra cosa mala es que el listón quedó muy alto para el futuro. Me pregunto si se imagina siquiera cómo me afectó, o piensa que yo no sentía nada. Yo preferí terminar aunque el dolor fue bastante grande, pero quería que fuese feliz y no tenía derecho de cortar sus alas.

Desde entonces, no he encontrado a nadie que pueda aspirar siquiera a ocupar el puesto. Supongo que soy muy exigente, pero todos queremos lo mejor. He topado con gente muy maja, pero por una cosa o por otra, la cosa nunca ha cuajado. En esta ocasión, ni siquiera he recibido respuesta a mi breve felicitación de Navidad por Internet, cosa que no me da muy buena espina. No me gusta agobiar a nadie, pero supngo que en breve pasaré a una estrategia un tanto más insistente, porque esperar no me está sirviendo de mucho.

Actualización (enero de 2007, o incluso más tarde): Después de marear la perdiz montones de veces, casi siempre porque él no podía quedar por problemas de horario, aunque volví a intentarlo, decidí que no merecía la pena seguir esperando. Si tantas vueltas hacen falta para una primera cita, no quería imaginar lo difícil que sería compaginar horarios para quedar más veces.

lunes, 9 de abril de 2007

¿el infiel?

Puede que sea casualidad, porque mi reconocimiento de caras es bastante limitado y además porque me ha escrito al perfil donde no muestro mi rostro. Yo le escribí hace bastante tiempo y no me contestó, aunque no recuerdo qué perfil utilicé. A veces cuando miro los anuncios de la gente (ya hablaré más sobre eso en otra ocasión), apunto como favoritos los de las personas que me gustan físicamente. No es que este fuese particularmente atractivo, pero tenía unos rasgos faciales que me atraían un poco, así que lo puse al final de mi lista.

El caso es que este tipo me ha mandado un mensaje a las once de la noche pasadas, cuando ya estaba pensando en irme a dormir y ahora que le miro a la cara, se me parece al infiel que hago mención en "Duele". Tendría narices que quisiese jugar conmigo, aunque me imagino que no sabría que soy yo porque no puede verme la jeta. Me desconecté inmediatamente, a ver si encuentro un momento en el que no esté conectado para guardar sus fotos en algún sitio. Puede que incluso le envíe una de las fotos a mi hombre deseado, junto con un letrero que diga "¿le conoces?". Si fuese quien yo pienso realmente, se podría liar una gorda, pero si no lo es, tendría que inventarme una excusa por enviar la foto.

Cuánto me gustaría haber podido hablar hoy con mi mejor amigo... Al menos para ponerle al corriente de la historia hasta este momento. Pero quizá sólo es que me estoy volviendo loco con el tema.

Actualización (16/04/2007): He intercambiado cuatro frases con este supuesto "infiel". No parece ser quien yo creía, porque debe vivir lejos de la ciudad. Ya ha comenzado a preguntar de forma picarona y no me gusta el tema. No sé qué hacer... Ya veremos lo que contesto, si es que contesto.

Actualización (19/04/2007): En una de sus despedidas, me dijo que a ver si seguíamos hablando, si yo quería. Le contesté que no había problema, por hablar no pasaba nada. Su siguiente mensaje fue: "¿sólo hablar? Qué pena...". Mi última respuesta fue: "por aquí no se puede hacer mucho más que hablar". Supongo que no le sentó bien y tendría otros planes, pero tampoco me los expresó claramente y sólo contestó "ya". Aunque se puede entender que escribir a mi anuncio ya se hace con ciertas intenciones, yo no estoy dispuesto a ceder si no tengo un apetito especial, cosa que ocurre pocas veces. Y en este caso no me llama mucho la atención.

domingo, 8 de abril de 2007

Duele

31-marzo-2007
Caminaba con mi mejor amigo, que hablaba de que era normal que se dieran coincidencias estando con él. Decía que, por ejemplo, se acordaba de un compañero que llevaba años sin ver y de pronto se cruzaba con él al volver una esquina. Yo bromeé y dije que esos "poderes" se podrían aprovechar y para probar, afirmé que iba a encontrar pareja esa noche. Debo decir que no consigo ligar casi nunca y que salgo poquísimo por el ambiente porque no me gusta. Al ser sábado habíamos decidido ir a tomar algo después de dar un paseo y nos dirigíamos a un bar bastante nuevo en la zona.

Entramos en el bar y yo instintivamente eché una ojeada al entorno. Había poquísima gente, pero enseguida me llamó la atención un hombre que tomaba algo, sentado junto al principio de la barra. Nos acercamos al camarero y pedimos nuestras bebidas. Como mi vista deja bastante que desear, volví a mirar a aquel hombre para cerciorarme de su rostro y me pareció muy hermoso. Mientras nos servían, se levantó y se fue al otro lado del bar a sentarse.

Una vez con nuestras copas, nos fuimos de la barra y vimos un taburete vacío en el otro lado. Mi amigo me preguntó si veía a alguien interesante y yo afirmé con seguridad, indicándole con discreción a quién me refería. Como eso no suele ser normal en mí y mi amigo siempre vela por mis intereses, me dijo que me sentase yo y que él iría a darse una vuelta para dejarme el espacio libre.

Mi adorado hombre estaba sentado justo frente a mí. Le miré insistentemente, pero no me atrevía a acercarme a hablar. Mi amigo me hacía señas para que "atacase", pero todo lo más que conseguía es que me diera la risa, porque yo seguía sin superar mi timidez. Unos minutos después, el hombre se levantó, se acercó a mí y tras saludarnos, comenzamos a charlar. Se sentó a mi lado. Yo estaba alucinado, me costaba mantener la mirada y mi corazón latía a cien por hora.

Mi amigo vino a despedirse y nosotros fuimos a buscar un lugar más discreto, si es que se puede llamar discreción a lo que hay dentro de un sitio así. Yo no pude disfrutar mucho porque es una incomodidad extrema, pero intenté que él gozase lo máximo posible. Entre el calor y el calentamiento sudé como un pollo, pero me sentía genial junto a él. Le di mi teléfono, sin mucha esperanza de que me llamase (por experiencia de lo que pasa en estos casos), pero parecía un hombre super correcto. Poco después dijo que tenía que irse y a mí no se me había perdido nada para quedarme allí solo, así que nos despedimos y me volví para casa.

1-abril-2007
Al día siguiente yo estaba en casa de mi amigo, arreglando unos temas del ordenador, cuando recibí su llamada. Me llenó de alegría y así se lo dije. Le prometí llamarle a mitad de semana y así lo hice. Me sentía un tanto nervioso por el deseo, aunque intentaba calmarme. Quería volver a verle; parecía que podíamos empezar poco a poco.

6abril-2007
El viernes me disponía a salir solo a dar un paseo, cuando volví a recibir una llamada suya. Me alegró mucho, porque no pensaba ir a Madrid, pero con su presencia ya sí que me apetecía. Me dijo que él iba a salir con unos amigos y que podíamos quedar todos en un bar. Llegué diez minutos antes que ellos y cuando les vi entrar por la puerta, comenzaron los fenómenos extraños.

Me acerqué a saludarle y cuando fui a darle un beso, noté que se apartó lo justo para que no se lo plantase en los labios. Eso ya me puso en alerta de que algo ocurría. Me presentó a sus dos amigos y les di la mano. Uno era de Madrid y otro de fuera. Mientras estuvimos en aquel bar, intenté hablar con él y lanzarle guiños, pero aunque me devolvió alguna sonrisa y charlamos un poco, vi que estaba como ausente. Al rato nos fuimos a otro bar, al sitio donde yo le había conocido.

Pedimos nuestras bebidas y nos acodamos en una pequeña mesita. Aquí él ya estaba mucho más callado si cabe y ni siquiera me devolvía la mirada. Después de un rato, se bajó a la zona de abajo con uno de sus amigos (cosa que me pareció extraña pero no quiero coartar la libertad de nadie), mientras yo charlaba un poco con el otro, que parecía bastante simpático. No tardaron en subir de nuevo. Le pregunté medio en broma, medio en serio, si abajo le habían transtornado y me contestó que no había pasado nada. Al poco, ellos tres terminaron sus copas y dijeron que se marchaban. Me dijo que me llamaría y sólo nos despedimos de palabra. Nada más marcharse, terminé mi copa y me fui al metro.

Tanto en el camino de vuelta como el resto del fin de semana, he estado devanándome los sesos intentando averiguar por qué en esta última cita su actitud fue tan distinta. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue que alguno de sus amigos no entendía y a él no le gustaba mostrarse cariñoso en esa situación. Después pensé que uno de esos amigos debía ser algo más, o lo había sido en el pasado. Pero sobre todo, lo he pasado bastante mal porque le deseo y quería tenerle a mi lado, aunque me he tirado todo el fin de semana solo y desesperado.

8-abril-2007
Por suerte me llamó hace un rato. Cogí el teléfono bastante cabreado por no haber tenido noticias suyas en estos días, pero le dejé hablar y me lo explicó todo. Efectivamente, uno de sus amigos había sido su pareja hasta hace quince días, cuando él decidió cortar porque el otro es infiel cuando le da la gana. Me contó que en otros aspectos está muy a gusto, que cuando está enfermo el otro le cuida y tal. Pero que si le daba el venazo, se iba de viaje solo y le dejaba aquí tirado. Como él cree en la monogamia, le sienta fatal que haga eso y fue la razón de querer cortar. El Viernes Santo sus amigos le propusieron salir y el infiel dijo que no se metería en medio de nosotros dos, pero al parecer ocurrió justo lo contrario: se puso celoso a morir y no paraba de soltar comentarios. Yo me di cuenta que le atacaba como quien no quiere la cosa, pero como prácticamente no los conozco, no podía estar seguro. Así que él decidió que se marchasen todos a casa para no estar aguantando los ataques.

El tema es que al final me lo ha contado todo, que es lo que yo le pedía en uno de mis mensajes. Estoy dolido porque le deseo, pero quizá no sea nada más que eso. Lo que pasa es que como casi nunca puedo ser cariñoso con alguien, para una vez que parecía haber encontrado un hombre que podía darme el mismo cariño, me ha fastidiado mucho tener que tragarme mis sentimientos. He intentado ser amable con él y no quiero meterme en sus asuntos, así que me imagino que seguirán siendo pareja mientras el infiel no quiera retirarse a un lado. También podría ser que mi anhelado hombre haya salido conmigo para darle celos al infiel y atarle más corto. No descarto ninguna posibilidad, pero si la historia cierta es la que me ha contado, tiene cojones que una pareja tenga que mantenerse aguantando lo que no les gusta. Por desgracia, cosas peores he visto.

Por otra parte, me ha comentado que la diferencia de edad entre nosotros le parece un obstáculo bastante grande y yo le respondí que con mi antigua pareja lo llevaba bastante bien. Pero ya es otro escollo más en el camino. Me ha dicho que quiere que seamos amigos y más adelante puede que hablemos de otras cosas. No sé qué hacer... Intentaré llevarlo así y controlarme, a ver si consigo averiguar si esto evoluciona en un sentimiento más profundo. Creo que va a ser duro, porque ya he tenido la experiencia de intentar ser amigo de alguien que me atrae y no ha habido mucha suerte. Espero poder hablarlo con más calma. Mientras, me duele.

Actualización (28-09-2007): Sí, ya sé que ha pasado mucho tiempo, pero he pensado con frecuencia en esta historia. Al poco de hablar aquel fin de semana fatídico, le envié más de un mensaje para decirle que por mi parte, yo estaba interesado en que siguiésemos siendo amigos, si él quería... Nunca me contestó. Algún tiempo después, mientras paseaba con un amigo de vuelta a casa, nos cruzamos con él y se paró a saludarnos. Mientras charlábamos, él me tenía cogido el antebrazo. El contacto me volvía loco por todo lo que le deseo, pero hay gente que tiene esa costumbre, así que intenté "desconectar" un poco mis sentidos. Mi amigo trataba de interceder por mí para ver si él estaba interesado, pero no se pronunció. Pienso muchas veces en él. Intento no torturarme, porque está claro que no ha querido que sigamos relacionándonos, así que otra vez será.

Mentiras anunciadas

Historia original: viernes, diciembre 08, 2006

Como diría House, todo el mundo miente, la única variable es sobre qué. La verdad (aunque sea un contrasentido comenzar así la frase) es que es muy aplicable a todo tipo de situaciones. Hoy hablaré de los sitios de contactos en Internet, un tema que puede repetirse con cierta frecuencia por aquí. Aunque ya alguna vez he incluido contenidos inadecuados, quizá será cada vez más común hacerlo. En realidad, el tema me interesa sobre todo por cuestiones de análisis del comportamiento de la gente en este tipo de sitios.

Digamos que, por ejemplo, tengo dos anuncios: en uno muestro mi rostro y fotos de algún viaje, indicando que principalmente busco pareja, pero acepto amistad y otras actividades en algunos casos puntuales. En el otro no muestro mi cara, sino mi cuerpo, aunque sin enseñar las partes pudendas (más que nada porque no me da la gana enseñarlas), e indico que el sexo no es mi objetivo principal, pero en caso de que ocurra mis preferencias son tal y cual. Creo que las descripciones están bastante claras: Cada anuncio va dirigido a un público, pero no descarto otros tipos de relación; para eso está Internet, para hablar y ponerse de acuerdo. En cualquier caso, lo que se ve y lo que se puede leer es todo cierto, no engaño ni miento a nadie.

Primera regla: leer el anuncio. Vale que mucha gente ni siquiera tiene texto en sus anuncios, pero yo lo tengo y si no lo leen, de poco sirve. Cuando alguien que me escribe es todo lo contrario a lo que digo en el anuncio, mi reacción más habitual es no responder. Ha habido casos curiosos de gente que insiste y encima dicen "¿qué te pasa? Nunca contestas a mis mensajes". Con algo de suerte, lo más que pueden recibir como respuesta es una disculpa educada tipo "lo siento, es que no eres mi tipo. Suerte en la búsqueda".

En realidad a mí también me dan calabazas el 99.99% de las veces, aunque yo intento ser educado, porque es como me gustaría que me tratasen. Pero todavía hay quien no se ha tomado bien mi respuesta, replicando "pues vaya tiquismiquis, qué difícil lo ponéis. A mí me gusta todo, es sólo sexo". Sólo tengo un argumento para responder a eso: Si piensas así, sigue buscando, hay miles de personas, ¡colecciónalas! Pero yo he dejado bien claras mis preferencias. Si hubieras leído el puñetero anuncio y supieras razonar, te habrías dado cuenta de que lo que hay es lo que hay. Con tu insistencia, da que pensar que te guste "todo" y más bien parece que sólo te gusto yo.

A todo esto, reconozco que soy un poco cerrado en mis preferencias, pero hablando las cosas se puede llegar a un acuerdo y si no se llega, pues no pasa nada. Ante todo, creo que sólo hace falta tener un poco de cabeza y respeto.

Mi siguiente cavilación es: las personas que sólo buscan amistad, ¿por qué ponen fotos en pelotas? Ni siquiera los desnudos parciales me parecen aceptables. Ya es mosqueante que buscando amistad, accedan al perfil donde me muestro sin ropa. Leo su perfil e intento llevar una conversación normal "de amistad", acorde con lo que pone en su texto. A las pocas frases, ya están preguntando por qué no enseño mis gitanales. Mi respuesta normal es "porque para una amistad creo que no hace falta", tras lo cual te cortan la conversación.

Hay quienes dan más rodeos, preguntando si tienes messenger, luego si tienes cam, etc. A menudo no sé qué hacer para cambiar ese hilo de conversación, pero siempre vamos a parar al mismo tema, su maraña de pensamientos pasa casi siempre por el cibersexo y después cortar la conversación sin avisar, cuando les apetezca. Vamos a ver: en mis andares por estos sitios ya me he encontrado con muchas personas que buscan lo mismo que tú. Liga con ellas. Bueno claro, que ya los habrás recorrido a todos.

En el asunto de las mentiras también están aquellas personas que se describen de una forma, pero muestran fotos que no coinciden para nada (¿visión distorsionada de sí mismas?), o las que ponen fotos que no son suyas y fastidian al personal. El nivel de peligrosidad es muy variable, desde quien sólo quiere echar un casquete a costa de lo que sea, hasta quien se hace pasar por quien no es para fastidiar a esa persona, o incluso camelan a alguien para luego sacarle los dineros. Por suerte las cosas no se suelen poner tan mal a menudo, pero hay que andarse con ojo.

Con todo esto, se le queda a uno el cuerpo con unas ganas tremendas de conocer gente. Pero que sea gente diferente, por favor.

Contenidos adecuados

Historia original: jueves, diciembre 07, 2006

Como ya dije, cuando inicié mi blog homófono, una de las principales ideas era escribir sobre mis sentimientos, pero enseguida me di cuenta de que eso implicaba también incluir el sexo y no sabía si era muy adecuado hacerlo. En cualquier caso, no me apetecía mucho mezclarlo con otros temas.

Supongo que habrá quien diga que si me planteo si es correcto hacer algo, quizá es que no lo sea. Muchas veces no sé qué hacer, pero aunque son temas muy personales, pienso que no tiene por qué ser malo hablar de forma natural sobre lo que siento. Y aunque todavía parece que nadie se ha pasado por aquí, puesto que no he visto ningún comentario en las entradas, ni me ha llegado ningún correo electrónico, puede que llegue un momento en el que la bitácora sea visitada... Y me encantaría intercambiar opiniones con más gente (y quizá incluso encontrar a alguien interesante, que no pierdo la esperanza).

En principio esto es bastante anónimo y no debería suponer ningún problema... Pero una de las entradas que tengo planificadas probablemente "debilitaría" ese anonimato. A veces no publico nada durante mucho tiempo, pero tengo cosas redactadas como borrador y algunas ideas en la cabeza que espero atreverme a parir algún día.

sábado, 7 de abril de 2007

La búsqueda

Historia original: sábado, octubre 07, 2006.

Salí sin muchas ganas, pero estaba harto de estar en casa y nadie me había llamado para dar un paseo, así que me dije que por qué no acercarme a la sauna. Al llegar me di cuenta de que para ser sábado no había mucha gente, situación que prefiero a las aglomeraciones. Me quité la ropa, fui a darme una ducha y me dediqué a pasear, sin ningún objetivo en mente. Sólo quería relajarme y para ello me bastaba con caminar, escuchar la música y pensar.

Estuve un buen rato dando vueltas por el local, sentándome de vez en cuando y sin ver a nadie interesante, así que no parecía que hubiera plan para hacer nada. Me fui a la sala de calor seco a sudar. Me gusta la sensación de calor que enseguida obliga al cuerpo a empezar a transpirar ese sudor limpio, sabiendo que luego me voy a dar una ducha y me quedaré como nuevo. Suelo quedarme unos diez minutos, no más, hasta que los poros han transpirado un rato y luego salgo a la ducha. Cuando me atrevo a ponerme bajo el agua fría, es una pequeña tortura, pero después el cuerpo se queda deliciosamente relajado. Muchos días, sin embargo, sólo me ponía debajo de una ducha normal de agua templada para limpiarme la piel.

Llevaba unos cinco minutos en la sala de calor. La gente suele entrar y salir a ver si ven a alguien interesante. Algunos incluso se lo montan allí dentro, pero yo soy incapaz de pensar en otra cosa que en el calor que tengo. Una de las veces que se abrió la puerta, entró un hombre que me gustaba y aunque pensó que no le había hecho caso, sólo era que no me apetecía hacer nada con tanto calor. Me hizo unas cuantas señas, incluso me rozó y se fue.

Cuando consideré que había sudado suficiente, me fui afuera y me di una ducha que me dejó totalmente relajado. Me fui al baño, pues me estaba meando, y después salí a pasear para buscarle. No tuve que caminar mucho, pues estaba justo a la salida. Pasé junto a él y le dije hola. Él se me quedó mirando y como pasaba más gente, me atrajo enérgicamente cogiéndome de un brazo, así que enseguida estábamos pegados hablando y le dije que no le había hecho caso antes porque hacía mucho calor en la sala. Era un tipo de mi altura, cuarentón, gordito, velludo sin exagerar, con bigote y gafas. Por el acento me parecía catalán o algo así. Lo único que me resultaba un poco chocante es que llevaba el pelo un poco largo, pero con la humedad es como si estuviera peinado con gomina.

Nos fuimos en busca de alguna salita. Sólo pudimos encontrar una en la que no funcionaba el pestillo, así que él dijo que seguramente entraría la gente a molestar. Yo no me enteré en aquel momento, aunque después sí que sentí que abrían la puerta un par de veces, chocando con la papelera que pusimos para bloquearla un poco.

Extendimos nuestras toallas y comenzamos a besarnos y achucharnos. Llevaba mucho tiempo sin conocer esa ternura, esa calidez y delicadeza. Casi todo era perfecto, las mejores caricias, los besos más dulces... Ningún detalle estropeó el momento. Estuvimos un buen rato gozando. Recuerdo que al final nos pusimos invertidos, haciendo un 69. Tuve que pararle varias veces, porque no me quería correr tan pronto, pero era difícil contenerse con lo bien que me estaba masturbando. Yo abrazaba su cuerpazo mientras le devolvía las mismas caricias; estábamos empapados en sudor, pero no me importaba porque olía limpio. Llegó un momento en que no pude más y me corrí con un placer extraordinario.

Se dio la vuelta y me miró. Yo estaba resoplando, recuperándome de los espasmos. Le dije que había disfrutado muchísimo. Le pedí que esperase un momento para recobrar el aliento. Le besé y le acaricié cariñosamente. Luego me puse sobre él para poder darle más placer. Recorrí su cuerpo con mi boca, siguiendo sus gemidos. Descendí y se la chupé un rato para hacerle gozar. Después, se la meneé con la mano. Se corrió enseguida, lanzando varios chorros que cayeron sobre su pecho y su barriga. Me encanta ver cómo disparan cuando eyaculan de esa forma. Me tumbé a su lado de nuevo. Permanecimos abrazados, disfrutando de la química.
- Guapo. -le dije
- Gracias, a lo mejor cambias de opinión cuando vuelvas a ponerte las gafas.
- Nah, veo lo suficiente...
- Ya... Estoy muy a gusto.
- Sí, yo también.
Yo realmente estaba en la gloria. Más abrazos, más caricias. Por curiosidad, le pregunté:
- ¿Tienes pareja?
- Sí, pero como si no la tuviera...
- ¿Y eso qué significa?
- Pues que está a 600 kilómetros.
- ¡Uf! Las relaciones a distancia... sí que son complicadas. -casi imposibles, diría yo.
- Pues sí. ¿Tú tienes pareja?
- No, ahora no. Se acabó ya hace tiempo y lo malo es que el listón está muy alto.
- ¿Y eso?
- Pues que va a ser difícil encontrar a alguien igual.
- ¿Y ahora no buscas?
- Sí, claro que busco, pero nadie quiere comprometerse.
- ¿Vives solo?
- Sí.
- ¿Te apañas bien? Eres muy joven, ¿no?
- Sí, no me quejo. Ya no soy tan joven... ¿Cuántos me echas?
- Pues... Treinta.
- Más, más.
- ¿treinta y cuatro?
- Treinta y tres.
- ¿Cuándo cumples los treinta y cuatro?
- En mayo.
- Ahá... Bueno, tengo que irme ya...
- ... Oye, lo he pasado muy bien contigo... me gustaría verte otra vez.
- ... -no sabía qué contestarme. Evidentemente no le interesaba volver a quedar.
- Vale, vale, ya veo -dije cuando le vi dudar.- No quiero comprometer a nadie, ¿eh? Sólo que estoy tan a gusto que me gustaría volver a quedar.
- Pues... Nos podemos ver por aquí si vuelves...
- Ya no suelo venir mucho a estos sitios, la verdad. No me gusta. ¿Es que no nos podemos ver fuera?
- Sss... sí claro. Sólo que... no me gusta planificar de antemano, así no se ven tanto los detalles malos y sí que se recuerdan más las cosas buenas.
- Ya veo... Pues nada, nos vemos.
Si hubiera visto algún tipo de voluntad por su parte, le habría dado mi número de teléfono, pero vista su actitud ni siquiera me molesté. Fue a darse una ducha y yo me metí a sudar primero otro rato. Entró un momento a secarse y allí mismo le dije adiós. No me molesté en seguirle y salí del calor cuando me apeteció, para darme una ducha antes de marcharme.

Así está el mercado... Me fastidia mucho que alguien me haga sentir tan bien, nunca quiera repetir un encuentro. No sé qué hacer para averiguar lo que busca esta gente. Bueno, sí, está claro que buscan sexo sin compromiso, cosa que a mí me cuesta por mi forma de entender el sexo.

Yo llevo mucho tiempo esperando ya encontrar alguien interesante. A menudo me pregunto si es que no estoy preparado, o si es que los buenos momentos (sentimentalmente hablando) ya pasaron y no volverán. Ahora, cuando no es por un motivo, es por otro y la cosa nunca acaba de cuajar. La mayoría de las veces tengo la coraza puesta y trato de que me dé igual, pero de cuando en cuando aparece alguien realmente interesante y se pasa mal porque nunca corresponde. Supongo que algún día ocurrirá el milagro, pero hasta entonces lo único que puede hacerse es esperar. No me gusta nada esta situación, pero poco puedo hacer, sólo confiar que cuando se presente la ocasión, no la deje pasar pensando que no merece la pena.

Volver a empezar

La primera vez se me ocurrió escribir mis ideas "de cara al público", pensé que podría hablar de cualquier tema y que al menos me serviría para desahogarme. Pero enseguida me di cuenta de que a poco que me quisiera extender, entraría en detalles que a no todo el mundo le gusta tocar (básicamente de... eso). Poco después ya me estaba planteando crear otra bitácora separada para temas "escandalosos". Y aquí estamos...

Espero que con esta nueva aventura pueda ponerme a escribir más a menudo ya que, aunque lo parezca, la otra bitácora no está abandonada. Si las cosas van mejor, sea lo que sea lo que se me ocurra escribir, creo que siempre encajará en una de las dos bitácoras. De todas formas tendré que seguir esforzándome, puesto que sino mi ritmo de actualizaciones seguirá tan lamentable como hasta ahora.

Me queda mucho por aprender de esta forma de expresión. Entre las tareas más importantes, todavía no sé qué hacer para que quien esté utilizando un buscador pueda llegar a mis páginas con mayor facilidad. Mi primera experiencia fue que aparecí unos pocos días (quizá por ser novedad), pero enseguida desaparecí de los resultados, hasta tal punto que no me puedo encontrar a mí mismo. Y no encontrarse a uno mismo sí que es trágico.

Me da la impresión de que si no aparezco en los buscadores, es porque pongo muy pocos enlaces, pero es una tarea que me cuesta. En realidad escribo para contar cosas que me ocurren o que se me pasan por la cabeza y encuentro difícil enlazarlas con otras.

Seguramente utilizaré material de la otra bitácora adaptado al nuevo estilo que tengo planificado para esta y quizá algunas entradas desaparezcan de allí, mientras que otras puede que queden duplicadas con un cambio de estilo en la redacción.

Me imagino que con mis opiniones también me ganaré "enemigos". En realidad, cada vez que releo mis entradas encuentro frases y cosas que quiero cambiar. A veces hago los cambios y otras no, para no marear más la perdiz. Como dije en la otra ocasión, se admiten comentarios constructivos sobre lo que escribo. Aunque para eso, primero tendrá que llegar alguien hasta aquí.