Buscar en este blog

lunes, 4 de octubre de 2010

La Mirada Sucia

Bueno, creo que vamos a exponernos un poquito, que ya toca.

No sé dónde leí o escuché hace poco eso de: "Dios mío, si me has quitado la fuerza, ¿por qué no me has quitado las ganas?". Y me identifico plenamente, porque no me puedo satisfacer, al no funcionar mi mecanismo de sentir placer, lo cual se convierte en un ciclo cada vez peor; a su vez, mi vista y mi cerebro no paran quietos, con lo que en todas partes acabo por ver con "la mirada sucia". Aunque realmente para mí no es una mirada sucia (pienso más bien en cuánta hermosura hay en el mundo), sino un deseo contenido, una excitación psicológica casi continua...

Veamos algunos casos, reales (o no) para hacerse una idea...

...A mi llegada a un restaurante por primera vez, me encuentro con que el cocinero es un hombre maduro, bajito, gordete, peludo y con bigote (combinación explosiva donde las haya), que está poniendo la mesa y como el espacio para pasar es limitado, me detiene un momento tocándome el antebrazo ligeramente con una mano mientras termina de colocar los cubiertos que faltan con la otra. [Atención: hemos tenido un contacto. Central: Enviar señales de calma a todos los miembros todas las extremidades].

...O entro en un bar de barrio y me fijo en que llega gente de barrio, mujeres de barrio con sus maridos de barrio, con sus tripotas de barrio, a tomar una birra en la barria, digo en la barra. Y allí sientan sus traseros en las sillas altas de espaldas a mi mesa. Es difícil no dirigir de vez en cuando una mirada disimulada entre los compañeros de trabajo a esas posaderas redondeadas... Puesto que ya ha tenido uno la precaución de intentar sentarse con vista. [Central: Límite de tiempo en las Batuecas alcanzado. Retener la salivilla antes de que brote por la comisura de los labios. Redirigir la mirada al interlocutor que nos está hablando. Reconectar audio.]

...O voy por la calle o en el metro y... en realidad cualquier lugar puede ser adecuado para jugar mentalmente al concurso "Mister Alrededores", en el que se adjudican los premios a los hombres más buenérrimos del entorno. Pena que no saben que están participando. Me pregunto si les interesaría recibir el premio. [Central: Registrando salida de personal. Actualizando listas. Reconociendo nuevas entidades. Escaneo completado. Ejecutar sistema de puntuaciones.]

...O simplemente, voy al supermercado y me encuentro a la mitad de la clientela en ropa deportiva. Uuuuuffffffffff. [Central: Ejecutar reinserción de ojos en sus espacios orbitales. Aumentar distancia de seguridad con sujetos XY.]

...O veo con frecuencia a ciertas personas de mi entorno y no puedo evitar pensar "joder, que gusto debe ser que te acaricien con esas manos", o directamente "dios, menudas pajas que debe hacer con esas manos". Yo creo que si fuésemos un poco más animales, la conclusión a estas situaciones sería similar al perro que se frota repetidamente contra tu pierna. [Central: Intentando contener suspiro. Controlando presión de bomba de oxígeno. Motor principal entrando en revoluciones críticas.]

Es un efecto curioso. Y más en verano, que como ya he comentado alguna vez, es una gozada ver cómo la gente se destapa más para sobrevivir al calor, los antebrazos (con lo que me ponen) van al aire... O bueno ya el tema de la playa directamente es pa' nota. Aaaarfffff arrrffffffff. [Central: ¡Mayday! ¡Mayday! Recuperando proceso de control autónomo. ERROR IRRECUPERABLE DEL SISTEMA. Asientos eyectables preparados.]

...Menos mal que de momento las erecciones se controlan, porque sino me pasaría todo el día enfrentándome al reto de Pepsi. Con lo largo y duro que es. Jo, es que es un reto muy largo, y muy duro.

Pues sí, siempre pensando en Lo Único (que por algo lo llaman así), pero es lo poco que pediría: poder sentirme querido y disfrutar de lo que ya no tengo. Porque puedo ser muy bruto en mis descripciones, pero todo queda ahí, en el pensamiento y en la mirada, en las fantasías que no se cumplen. Por eso siempre digo que soy inofensivo, que lo único que hago es mirar y fantasear. Yo creo que si un día una de mis fantasías me hiciera caso, me daría tanto gusto que me explotaría el nabo.

viernes, 1 de octubre de 2010

Ideas Inconclusas

A veces pasa la tira de tiempo y no actualizo; el caso es que me veo en alguna lista de blogs con la etiqueta de "hace cuatro semanas" y pienso que ya va siendo hora de volver a escribir; se me ocurren cosas, pero no con las ganas suficientes para desarrollarlas, o no me atrevo a publicarlas. A menudo me ocurre que una vez escritas, me parecen cosas tan personales que la verdad, me da un poco de miedo exponerme tanto. Pero quizá va siendo hora de revisar los borradores que tengo por aquí e ir sacando alguno que otro.

Mientras tanto, intento vivir con ganas todo lo que va surgiendo. La vida está tan llena de cosas que nunca podremos aprovechar todo lo que se nos presenta. Escoger unos caminos significa casi siempre abandonar muchos otros.

Uno de los asuntos que me tiene ocupado últimamente es leer este blog de un chico que lleva años intentando comprenderse a sí mismo. Lo llevo siguiendo hace años, y la verdad es que entrar ahora de lleno a la situación actual, sin tener la perspectiva de todo lo que ha ido publicando, puede ser un poco duro. Pero es increíble cómo escogen las palabras para expresar lo que sienten. Él, este otro y muchos otros.

De vez en cuando me encuentro pensando mucho más de lo que debería, pero la falta de conocimientos suele hacer que me detenga en algún momento y continúe por otros derroteros. Este chico a veces cuenta cosas bastante interesantes, pero otras da la sensación de que piensa demasiado. La vida no se puede llevar así. Sin embargo, me estoy poniendo como ejercicio leerle y escucharle, porque no mucha gente hace lo que él. Y creo que tomar alguna de sus ideas para sacar mis propias conclusiones también puede ser un buen ejercicio. Quizá en próximas entradas vaya contando más cosas por aquí.

Callar por no querer hacer daño

Esta tarde ha sido curiosa en cuanto a mis sentimientos. Me he ido al infierno (casi hacía un par de meses que no iba ya por falta de ganas) y he encontrado conocidos allí; conocidos a los que no les deseo nada malo, pero con los que no me apetece tener relaciones sexuales...

Hay un chico que piensa que "le guardo rencor" (son las palabras que siempre suele utilizar). Yo nunca le he deseado nada malo. Simplemente intenté tener una relación con él hace años. No funcionó porque me evitó durante un mes y cuando quiso quedar de nuevo conmigo, a mí ya no me apetecía. Suelo tener la mala costumbre de mantener mis opiniones salvo que algo me muestre claramente que debo cambiar, y este no ha sido el caso precisamente. Así que cuando me habla, le contesto con educación, aunque no quiero nada más. Mientras, él se debate entre hablarme y enrabietarse. Hoy le he visto en el infierno y le he saludado para que vea que no le he retirado la palabra. Me ha devuelto el saludo. Espero que entienda que es mejor así. Por lo menos para mí lo es y yo tengo mi conciencia completamente tranquila.

También he visto hoy a un hombre que conocí al principio del verano. La primera vez que estuve con él, la cosa fue medianamente bien. Estuve una segunda vez con él, aunque ya había detalles que no me gustaron y no me apetecía volver. Reconozco que obré mal, porque no volví a llamarle ni nada y me marché de vacaciones. Pero es que no me apetecía dar explicaciones. Pensé que acabaría dándose cuenta él mismo de que no había ganas por mi parte. Pero eso es un error; a lo mejor a él sí que le apetece e intenta insistir para que nos volvamos a ver. Cada persona vive en su propio mundo y mis percepciones no tienen nada que ver con las de los demás.

A veces es difícil hacer entender a otra persona lo que pensamos. Hoy yo quería decirle que no me apetece tener relaciones sexuales con él. No me importa que seamos amigos si quiere, aunque seguramente él querrá el pack completo. Pero no se lo he podido decir, porque me parecía un poco violento comentárselo allí, con toda la caterva de cotillas por los alrededores. Si hubiera podido hablarle en la calle, lo habría intentado. Quizá hubiera tenido que hablar con él, aunque hubiera sido allí mismo, porque me insistió varias veces que un día tenía que ir a ver su casa... No sé, yo creo que si llama se lo comentaré, pero no voy a buscarle activamente.

Cuando he salido a la calle me encontraba desorientado, raro. Me he parado al lado de un escaparate y me he preguntado qué me pasaba. Enseguida me he dado cuenta de que estaba incómodo por no haber podido hablar claramente con este hombre. Luego he estado pensando en lo que me apetecía hacer, llegando a la conclusión de que lo mejor era volver a casa. Chico, a veces funciona lo de hablar con uno mismo, escucharse y hacer lo que sale del ombligo. Y aquí estoy, ahora más feliz por haber podido identificar lo que me pasaba y lo que quería hacer.