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martes, 25 de septiembre de 2007

no saber lo que uno quiere

Todos creemos saber lo que queremos, yo al menos lo tengo claro, quizá demasiado claro: mis preferencias son bastante cerradas, pero no sé qué hacer para abrir más mi abanico de gustos, así que me es difícil encontrar gente que me agrade ya que parece que siempre voy buscando un ideal.

Antes de quedar con nadie, cuando el primer encuentro es a través de Internet, prefiero aclarar las dudas que me surjan, que para eso está el correo, los mensajes, etc. Normalmente soy yo el indeciso debido a mis gustos. Pero cuando decido acudir a una cita, no me echo para atrás. Creo que los "plantones" son muy desagradables y como no me gusta que me los den, actúo en consecuencia.

En alguna cita ha ocurrido que no había "química": a veces nos hemos despedido inmediatamente y cada uno ha continuado su camino; otras veces, sin embargo, hemos tomado un café y charlado sin problemas. Yo creo que para algo somos adultos y podemos expresar lo que pensamos y a veces compartir un rato charlando es agradable.

Pero en ocasiones me topo con situaciones que me descolocan por completo. Personas que o no saben leer, o sólo quieren leer lo que les interesa. Yo a estos les llamo "personas con guión", porque en apariencia sus reacciones responden a patrones muy definidos. Si consigues seguir su guión la cosa va bien, pero en el momento que te sales de lo escrito, se fastidió el invento. Y no es porque no sepan improvisar, sino porque no quieren. Puede que en una ocasión sea interesante seguir un guión, pero a la tercera vez que lo haces, es todo tan mecánico que no tiene gracia.

También hay un grupo de personas que van a su propia satisfacción, sin importarles la de los demás. En el momento de caer en las redes de alguien así, enseguida se nota porque terminas agotado intentando satisfacerles y siempre piden más, mientras que no se dignan en hacerte una simple caricia. El sentimiento después de ser utilizado por uno (o dos, que las parejas tienden mucho a esto) de ellos es de gran vacío, desgana e insatisfacción, que tardan en desvanecerse.

Además de estos subgrupos, existe también el de aquellos que directamente sólo quieren hacer la puñeta al otro, que de todo hay en esta vida. Urden tretas que no se destapan hasta el último momento, en el que te dejan con un palmo de narices. Al contrario que en los otros casos, en los que de una u otra forma se intuyen las posibles razones, todavía no he conseguido descifrar cuál es la satisfacción que obtienen con su comportamiento este último grupo de especímenes.

La última vez que me ocurrió esto me quedé perplejo. Una persona que me envía un mensaje a uno de mis anuncios, en el que no se me ve la cara. Entiendo que la gente que me escribe ahí es porque les gusta mi cuerpo (allá ellos, para gustos los colores), objetivo con el cual está puesto el anuncio.

Después de intercambiar unos cuantos mensajes le digo que si quiere, quedamos. Me dice que si estoy solo, viene él a mi casa, que tardará x tiempo y me pide mi dirección. Le contesto que mejor voy a buscarle al metro o quedamos en algún sitio, pero insiste y al final se la doy. Después de eso, todavía me envía algunos mensajes con el móvil mientras supuestamente sale de su casa. No contento con eso, a la supuesta hora en que aproximadamente llegaría a mi parada de metro, me envía otro mensaje preguntándome si la dirección correcta que debe tomar es hacia cierto punto.

Inmediatamente, le llamo a su teléfono pero sale un estridente contestador automático. Como es totalmente absurdo que tenga el teléfono apagado, ya no me creo que haya venido, pero aun así le envío un par de mensajes diciéndole por dónde debe ir. Al día siguiente le vi conectado y le dije que su comportamiento me parecía estúpido y que no ayudaba a nadie. Me imagino que se estaría riendo, vete a saber por qué, supongo que nunca lo sabré.

Y es que en el bearwww abunda la gente de todo tipo, pero lo de juansorocoslada ha sido para ir a mear y no echar gota.

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