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domingo, 13 de mayo de 2007

soledad

(publicacion original: 25 diciembre 2006)

Sí, es Navidad, pero la verdad es que estoy un poco hasta la polla de estar solo. Vale, tengo mi pequeño núcleo familiar en el que me he refugiado bastante y con el que todo va aceptablemente bien. Pero me falta llenar ese vacío del amor, tan importante en la vida y la salud mental.

Debo decir que desde hace un par de semanas, ando detrás de alguien, pero todavía no se ha producido la situación del encuentro. He dejado mis mensajes, mi teléfono, mi dirección de correo y he recibido respuesta diciéndome que un día quedaremos a conocernos, pero la espera se está alargando demasiado. En cierto modo, estoy en una temporada un tanto desesperanzadora en el terreno sentimental, por las cosas que me han pasado últimamente. No sé qué hacer... Llevo tanto tiempo buscando y esperando que, aunque siempre he pensado que la vida en pareja es lo ideal, a veces ya no sé si quiero emparejarme. Las dos formas de vivir tienen sus ventajas e inconvenientes; es posible que se me estén pegando las rarezas de la soledad, tan difíciles de disipar cuando luego hay que compartir el espacio entre dos.

Cuando tuve pareja, fue una de las mejores experiencias de mi vida. Lo malo es que terminó de una forma un tanto extraña... Sigo preguntándome por qué ocurrió así, aunque ya no tiene sentido, pero todos quisiéramos arreglar los errores que cometimos en el pasado, y esta relación me dejó el mal sabor de boca de no poder siquiera entender cuáles fueron los errores que desembocaron en su ruptura. La otra cosa mala es que el listón quedó muy alto para el futuro. Me pregunto si se imagina siquiera cómo me afectó, o piensa que yo no sentía nada. Yo preferí terminar aunque el dolor fue bastante grande, pero quería que fuese feliz y no tenía derecho de cortar sus alas.

Desde entonces, no he encontrado a nadie que pueda aspirar siquiera a ocupar el puesto. Supongo que soy muy exigente, pero todos queremos lo mejor. He topado con gente muy maja, pero por una cosa o por otra, la cosa nunca ha cuajado. En esta ocasión, ni siquiera he recibido respuesta a mi breve felicitación de Navidad por Internet, cosa que no me da muy buena espina. No me gusta agobiar a nadie, pero supngo que en breve pasaré a una estrategia un tanto más insistente, porque esperar no me está sirviendo de mucho.

Actualización (enero de 2007, o incluso más tarde): Después de marear la perdiz montones de veces, casi siempre porque él no podía quedar por problemas de horario, aunque volví a intentarlo, decidí que no merecía la pena seguir esperando. Si tantas vueltas hacen falta para una primera cita, no quería imaginar lo difícil que sería compaginar horarios para quedar más veces.

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