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domingo, 21 de septiembre de 2008

Cuánto Daño Ha Hecho House

Cuando alguien acude a su médico, espera que éste le dé una solución a un problema de salud que le impide disfrutar de calidad de vida. Pero sobre todo, espera que alguien le escuche y le dé ánimos para afrontar la enfermedad o el proceso de curación.

Hace unos años se estrenó una serie de televisión de esas que de vez en cuando rompen los esquemas establecidos: En House, el médico protagonista tiene el pequeño defecto de ser demasiado sincero, lo que a menudo ocasiona situaciones de gran dolor psicológico, puesto que la sinceridad es una virtud sobrevalorada: la verdad duele, y mucho.

Desde que comencé a buscar información por Internet acerca de la anhedonia eyaculatoria, nunca he podido encontrar que se comente una solución al problema, aunque en muchos sitios se describen los síntomas. Mi lugar de referencia es este foro de HisAndHerHealth sobre eyaculación sin orgasmo (en inglés), lugar que aparece enlazado en la página de la Wikipedia inglesa sobre anhedonia. Encontrar información en español se hace más complicado.

El hecho de no ver en Internet ninguna solución a este problema médico ya me tenía bastante mosqueado, pero esperaba que los doctores me dijesen algo al respecto. Por algo se tiran casi diez años mínimo estudiando para llegar a tener su puesto en un hospital, ¿no?

A continuación expongo la conversación prácticamente literal que mantuve con el urólogo (pena que no pude grabarla, porque seguro que no pueden creerlo):

Yo: Hola.
Jodido Arquetipo Urólogo Soplapollas (JAUS): Dígame, qué le pasa.
Yo: Pues en pocas palabras, que no tengo ninguna sensación en los orgasmos.

El médico anota algo en una hoja mientras arquea las cejas, después me mira.

JAUS: Pues eso no tiene solución.
Yo: ¡Gracias!

No me lo puedo creer. ¿Dónde estaba este tío cuando en clase explicaban cómo hablar con tacto? Seguro que jugando al mus.

JAUS: Eso que me cuenta no se sabe por qué ocurre, puede ser cualquier cosa, pero no se conoce la causa.
Yo: ¿Podría ser a raíz de las operaciones de fisura anal? Yo he comenzado a notarlo después de la segunda operación y...
JAUS: No, no creo que sea por eso.

Genial, no se sabe la causa, pero él no cree que sea por eso. Es totalmente lógico.

Yo: Vamos a ver, ¿cómo que no tiene solución? Alguien habrá investigado sobre el tema, digo yo.
JAUS: Pues no, los problemas de anorgasmia masculina son raros y sin causa conocida. Los mecanismos de erección, eyaculación y orgasmo son muy complejos.
Yo: Pues yo no tengo problemas de erección ni de eyaculación, sólo es el orgasmo.
JAUS: ¿Ah, es sólo el orgasmo?
Yo: Sí.

Anota algo más en el ordenador...

JAUS: ¿Y antes, tenía orgasmos?
Yo: Sí, claro. Yo noto que la sensación es muy débil, como si el bolo eyaculatorio no se estuviera acumulando antes de ser expulsado de forma normal y...
JAUS: Como le comento, esos mecanismos son muy complejos, en su caso ha mantenido parte de los reflejos y ha perdido el del orgasmo... Yo no puedo ayudarle. Le voy a dar cita con el andrólogo, que es el especialista en cosas raras.

Otra vez, no puedo creer este trato.

Yo: ¿Pero cómo que cosas raras? No me diga que no ha visto nunca otro caso parecido, porque no le creo.
JAUS: He visto pocos, la verdad. Como le digo, el andrólogo quizá pueda orientarle de alguna forma.
Yo: Pues vale.
JAUS: Le doy el volante para que pida cita. Es un especialista que no tiene muchos pacientes, así que seguramente le atenderán pronto.

Me extiende el volante. Me levanto y por supuesto, no se me ocurre darle las gracias.

Yo: Adiós.
JAUS: Hasta luego.

Fui a pedir cita a la sala dedicada a ello, un lugar con ocho o diez mostradores de los cuales sólo dos estaban en activo atendiendo. Cojo mi número de la máquina expendedora y veo que quedan unos 60 hasta que me toque el turno. Hora y media larga después, me acerco al mostrador y le doy el volante a la chica. Ella introduce unos datos en el ordenador y me dice que actualmente no puede darme cita para ese especialista, porque tiene toda la agenda ocupada. Le comento lo que me ha dicho el urólogo de que ese médico tenía pocos pacientes y me dice que imposible por ahora, que me pueden mandar la cita por correo o acercarme más adelante, por lo que le pido que me la envíen por correo cuando sea posible. Confirma mis datos postales y me marcho.

Manda huevos, manda cojones, hay que joderse... La Seguridad Social cada vez está más masificada y encima como mi problema no es mortal, se la pela soberanamente darme una solución. Ya veremos más adelante cuando me den cita para el andrólogo.

Los Médicos No Me Aciertan

No sé cómo me las apaño, pero la mitad de las veces que voy al médico, me encuentro con que mi doctora de cabecera no está. No sé si se tratará de una estrategia para evitar que vayamos al médico si no estamos muy enfermos, o simplemente que los centros de salud están hasta las cejas de pacientes. Si realmente lo necesitas, te pasan con otra consulta. Esto mismo me ocurrió cuando me decidí a consultar al médico por primera vez el tema de mi anhedonia eyaculatoria. También me fastidia el hecho de que cada vez te vea un profesional diferente, cuando los médicos "de familia" están precisamente para controlar las enfermedades a largo plazo y coordinar las actuaciones necesarias.

Esta doctora me preguntó qué me ocurría. Le comenté que no sabía si tendría que ver con las operaciones de fisura anal que me habían hecho, pero que había perdido la capacidad de sentir los orgasmos y quería consultarlo con un urólogo. Por supuesto estuvo de acuerdo y ella misma me hizo el parte interconsulta para que no necesitase pedirlo en el mostrador, así que fue bastante diligente. Me dieron cita para mediados de octubre de 2008... A todo esto, yo había dejado pasar casi cinco meses desde la segunda operación porque en principio pensé que el tema se solucionaría solo, pero ahora esto me dejaba en espera otros dos meses más.

Por suerte relativa para mí, me llamaron por teléfono el sábado 13 de septiembre para adelantarme la cita del urólogo, puesto que les había surgido un hueco para el día 17. La relatividad de la suerte la explicaré en el siguiente artículo, para no extender este demasiado y porque creo que merece comentario aparte.

Hace unos días también decidí pedir cita para consultar el tema de mi sueño irregular. Esta vez sí que estaba mi médico correspondiente. Justo después de la segunda operación ya le había comentado que dormía fatal y ella no le dio importancia, diciéndome que seguramente habría descansado mucho con el tema de la baja, pero que todo volvería a su curso. En esta última visita, le comenté que continuaba igual, que estaba cansado todo el día y me daba miedo que algún día me pudiese quedar dormido al volante. También le dije que quizá la fatiga estaba relacionada con la anhedonia, para pedirle su opinión.

Después de hacerme unas pocas preguntas, me dijo que debía intentar relajarme, tomarme una infusión, hacer actividades aburridas antes de acostarme para que me entrase sueño y que a la cama sólo debía ir a dormir, dejando de pensar. Me recetó unas pastillas y me dijo que si después de media hora en la cama no conseguía dormir, me tomase una y anotase cuántos días las necesitaba, para saber si sería necesario pautármelas para toda la vida. Le comenté también el tema de que me habían adelantado la cita del urólogo para dos días después y me dijo que el tema se salía de su campo, que mejor lo trataría el especialista. Al menos fue sincera en eso.

Salí de la consulta y miré la receta que tenía en la mano: Lorazepam. Mierda. Ya había probado las benzodiazepinas anteriormente, como por ejemplo relajantes musculares, y me dejaban hecho una braga. Me dije que tenía que investigarme a mí mismo y encontrar la forma de reducir al mínimo la toma de fármacos. Además, en mi opinión los médicos deberían buscar la raíz del problema antes de intentar atajarlo todo con pastillas.

He tomado las "pastis" un par de veces, porque los días siguientes necesitaba estar descansado, pero no las veo como solución, además de que el descanso sigue siendo insuficiente en mi opinión. Me parece que tendré que buscarme una clase de relajación o algo así.

Vuelta a la Rutina

<ironia>¡Hummm! Estoy saboreando uno de esos deliciosos momentos depresivos</ironia> que suelen azotarnos justo antes de la vuelta al trabajo. Siiii, esa sensación de no saber qué hacer, si poner una película o tirar la televisión por la ventana; si seguir el impulso de llamar a alguien, justo antes de darte cuenta de que todo el mundo está ocupado con sus vidas. Seguro que tampoco eso es del todo cierto, pero no me encuentro con ganas de hablar con nadie y a la vez si :S. Con un estado mental así, pensé que mejor me quedaba en casa. Mi pata izquierda se sigue resintiendo, quitándome las ganas de lo que me vendría mejor: un paseo. Creo que lo mejor que puedo hacer es trastear en casa, que siempre hay cosas por finalizar y después intentar dormir lo mejor posible para estar descansado mañana.

Entiendo que esto es un estado normal; he leído o escuchado en alguna parte que la "depresión post-vacacional" ocurre cuando dejamos de vivir el periodo caótico sin horarios de las vacaciones y volvemos a incluir las rutinas normales en nuestras vidas. No me preocupa lo más mínimo; simplemente quería sentarme a escribirlo.

De todas formas, estas vacaciones no han sido muy provechosas que digamos. Me hace falta tomar más decisiones personales para llevar el rumbo de mi vida. Ha habido días que no me he movido de casa ni he hecho nada provechoso para mi desarrollo personal. Perder el tiempo así es bastante inútil. Siempre he dicho que creo necesitar alguien que me guíe un poco, pero esta claro que eso tiene que cambiar.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Sala X

Hace años, estando en Barcelona, me hablaron acerca del Cine Arenas en la Carrer de la Creu Coberta 22 (aunque creo recordar que yo entré por la Carrer de Tarragona), al ladito mismo de la Plaça d'Espanya. En aquellos tiempos yo estaba bastante verde (no como Shrek o Hulk, sino en cuanto a experiencias) y me daba un poco de miedo ir solo, pero finalmente me decidí. Pagué mi entrada y me metí en la sala, donde encontré mi primer problema: no veía prácticamente nada debido a la oscuridad.

Por cierto que, al menos en aquel entonces, no era una sala X; la película que estaban poniendo no era erótica ni pornográfica. Recuerdo que era una "peli" de acción y tiroteos, lo que me llamó la atención debido a que el cine estaba lleno de hombres que iban allí a hacer "guarreridas sesuales". Al poco tiempo salí de la sala y descubrí que los baños tenían más luz y que la gente no paraba de entrar y salir y pasear por todas partes. Además me pareció que había bastante público. Y nadie se quejaba de que le tapaban la pantalla al levantarse y pasar por delante, oyes.

Paseando por allí me encontré con que el bar del cine era como un pub y realmente así me lo confirmó el camarero: los fines de semana era el único sector del local que estaba abierto. Pedí un refresco y mientras lo tomaba, observé a mi alrededor. El lugar era curioso, porque en una de las paredes estaban proyectando una película porno gay, pero sin sonido, ya que simultáneamente tenían puesta la música del local, que eran canciones de Julio Iglesias y similares. En aquel momento supe que iba a ser difícil olvidar esa mezcla :) En la sala, una peli no pornográfica y la gente haciéndose pajas; en el bar, una peli pornográfica y la gente escuchando a Julio Iglesias. Manda huevos :D

Hace tiempo también me habían hablado de que las Salas X son otro punto más de reunión que tiene "el ambiente". Como en Barcelona había sido incapaz de ver nada, me costaba un poco encontrar la motivación para ir, pero finalmente un día me fui para allá. Me pareció curioso que la taquilla estuviese de tal forma que fuera imposible verle la cara a la taquillera. Por cierto, el precio es incluso más caro que el de los cines "normales" (y yo que siempre me quejo de que el cine está por las nubes).

Nada más traspasar la puerta exterior me equivoqué y fui hacia otra puerta que no debía (me imagino que la sala del proyector). Rauda y veloz, la taquillera salió de su "economato" a preguntarme que a dónde iba, si había salido y vuelto a entrar o algo así. Le dije que acababa de entrar, que me acababa de vender la entrada y me indicó que ya podía pasar. La sala estaba al fondo pero antes de pasar vi que los servicios estaban fuera y yo me estaba meando, para variar.

Curiosamente allí mismo entablé contacto, aunque era difícil plantearse nada por la cantidad de suciedad, sobre todo en los suelos, así que la historia quedó en pausa hasta mejor ocasión. Después pude comprobar que la sala de cine no era tan oscura como la de Barcelona, que había mucha menos gente, que había un par de plantas (me pareció que en la de arriba había también alguna mujer (¿quizá profesionales?), pero la iluminación no daba para mucho. La zona del bar estaba bastante vacía y con gente rara.

Después de unos cuantos paseos decidí ir a mear otra vez y marcharme para casa. En ese momento descubrí que la gente es verdaderamente guarra. Queridos niños: tened cuidado cuando os arriméis a un urinario y si podéis, no entréis en contacto físico con lo que es, concretamente, toda la superficie, puesto que en cualquier rincón puede estar pegada la semilla de un varón (cerdo) anterior (y eso por decirlo finamente). Menos mal que fue sólo el dorso de una mano y que había lavabo y jabón, pero aun así las arcadas me sobrevinieron un buen rato cada vez que me acordaba. Es lo que tiene una imaginación tan vívida, que me hace pasar muy buenos momentos, pero no la puedo desconectar en las experiencias desagradables.

En resumen: un lugar demasiado sucio para superar un calentón (salvo claro está, para quien le guste esa suciedad), por un poco menos dinero que lo que cuesta una sauna (incluso aunque sea el doble, mejor ir una vez a un sitio más limpio que dos a una pocilga) y con las mismas posibilidades, si no menos, de entrar en contacto con alguien, ya que como en todas las parcelas del ambiente, la clientela no suele variar.

Posdata - Actualización: Curiosamente buscando información he dado con la noticia "el último cine gay" y la última vez que pasé por allí me comentaron que efectivamente estaba planificada la extensión de la Carrer de la Diputació. Espero que no cierren el cine o que por lo menos lo puedan trasladar a otro sitio...

Intemporales

A veces me vienen a la cabeza recuerdos que no logro situar exactamente en el tiempo. Mi manía de intentar rescatar tantos detalles hace que en ocasiones no escriba una entrada por ser incapaz de incluir todos los pormenores, pelos y señales. Pero me he dado cuenta de que la mayoría de las veces, lo que importa es la historia en su conjunto y no los elementos por separado. Así que si no especifico los datos temporales en algunos artículos, va a ser por falta de memoria, pero aun así creo que es interesante contar el asunto por alguna razón.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Gracias, Majo

Quería hacer una reseña, aunque sea breve, para homenajear a una persona que he conocido hace un mes. Un hombre alegre, optimista, vital e increíble. Un hombre que, aun con mi problema actual, consigue que sienta algo. Es más, me hace llegar a lo máximo que puedo sentir gracias a su dedicación y empeño incansables.

Es difícil explicarle a alguien que no sientes los orgasmos. En los hombres, el orgasmo sano va acompañado de la eyaculación, así que observando que se produce esta última, mentalmente se asocia el hecho de que la persona ha llegado al clímax del placer. Yo sé que él se preocupa por lo que le cuento, pero no puede comprender cómo me siento.

Como ya he dicho en otras ocasiones, nunca he sido muy sexual, pero sabiendo que no voy a sentir prácticamente nada, muchas veces hasta se me quitan las ganas. Seguramente también será alguna consecuencia de lo que le pase a mi cuerpo por dentro. Me he disculpado con él muchas veces y sé que le gustaría que tuviésemos más actividad, pero no puedo. Mi periodo refractario cada vez es más largo y los intentos de continuar la estimulación me resultan desagradables.

Espero que comprenda que estoy muy a gusto con él y que aunque no tuviésemos relaciones sexuales, es una de las mejores personas que he conocido jamás. Muchas gracias por estar ahí apoyándome.

Problemas de Mecánica

Me sigue costando horrores quedarme dormido. Después, durante el día, me quedo adormilado en cualquier momento; no llego a dormirme, pero es una vergüenza dar alguna cabezada de cansancio en el trabajo. O simplemente, ir arrastrado todo el día, sintiendo que mi cerebro es más lento que el de los demás. Pero lo que me da miedo de verdad es que un día pueda ocurrirme conduciendo, que viene a ser la actividad más peligrosa que suelo realizar. Y cuando lo cuento, me llaman exagerado. No lo digo por decir, sino porque hace un rato me lo han llamado.

Hace bastante tiempo que me pasa, aunque anteriormente yo creo que no era tan frecuente. Podía estar un día falto de sueño, pero después solía recuperar y tan pancho, o por lo menos iba saliendo adelante.

Hace un par de años ocurrió un episodio que me hizo replantearme cómo me ven otras personas: normalmente yo solía "sufrir en silencio" mis temas de cansancio, pero por aquella época tenía familiares en casa. Un día que fui a hacer algo de compra, creía que me iba a caer frito en la carnicería, mientras el carnicero comentaba las mil y una maneras de preparar sus maravillosos productos a la clienta que iba delante mío. Para una compra que podían haber hecho en diez minutos, se tiraron tres cuartos de hora (sin exagerar) contándose cómo hacían los guisos. No sé por qué no me largué; supongo que necesitaba la compra. El caso es que llegué a casa muerto y cometí mi segundo error. En lugar de meterme en la cama, que además habría sido extraño porque eran las siete de la tarde, expresé mi cansancio unas cuantas veces y mi familiar arremetió verbalmente por sorpresa contra mí, diciendo que dejase de quejarme, que todo el mundo tenía que aguantar ciertas cosas y que lo hacían sin rechistar, todo esto en un tono bastante fuerte y que terminó rematando mi moral, para agregarla a mi estado físico.

Muchas gracias. No lees estas líneas, pero si lo hicieras deberías saber que desde entonces me guardo de decirte nada y trato de escoger mis palabras cuando hablo contigo, no sea que me lo eches en cara. No es por rencor, sino por no recibir broncas que creo que no me merezco. Broncas, que eres un broncas.

El tema del sueño insatisfactorio ha seguido de forma intermitente, pero desde la última operación yo creo que se ha agudizado y estoy pensando que también puede tener alguna relación con el tema de la anhedonia sexual. No sé si serán causa o efecto, o puede que no tengan que ver, aunque me extraña que ambas cosas estén tan activas desde la misma época.

Esto me pasa como siempre, por pensar. No importa que me lo hayan prohibido; la cabeza siempre está activa y lo malo es que por la noche es el peor momento. Es como si justo en el umbral en el que debería quedarme dormido, los pensamientos se disparan de golpe impidiéndomelo. Anteayer creía que lo tenía controlado y sonreí para mis adentros mientras caía en los brazos de Morfeo... Ayer por más vueltas que daba no conseguí dormir hasta que cambié de cama (dormir acompañado es un problema que da para otro artículo...). Hoy, al igual que casi siempre, tengo una sensación de sueño acojonante pero me he dado cuenta de que llevaba un buen rato y no podía quedarme dormido, así que me levanté a escribir todo esto.

Llevo una semana de vacaciones y casi se van a convertir en unas jornadas de mecánica corporal: mañana me toca de nuevo sesión de fisioterapia (la cuarta ya) para ver si me terminan de arreglar la pienna, que ya había dejado mucho tiempo. También me toca cita médica para intentar volver a explicarle que sigo durmiendo fatal, a ver si esta vez no pasa de mí, porque no aguanto ya este cansancio. Y el miércoles, al úrólogo a explicarle lo de la falta de orgasmos, que no tiene buena pinta.

Estoy hecho una braga, sí... Donde yo reconozco todos estos problemas y limitaciones, otras personas piensan que soy un hipocondriaco. Y realmente creo que es al revés, ya que muchas veces dejo aparcados mis problemas porque en la Seguridad Social pasan de todo. Ahora he vuelto a la carga porque con el trabajo es más difícil encontrar tiempo para los médicos y porque me encuentro en el límite del cansancio. Sólo quiero estar mejor y si me dicen que no hay medicación para estas cosas y tengo que aguantar, aguantaré, pero que me lo diga un profesional médico.