Buscar en este blog

lunes, 9 de abril de 2007

¿el infiel?

Puede que sea casualidad, porque mi reconocimiento de caras es bastante limitado y además porque me ha escrito al perfil donde no muestro mi rostro. Yo le escribí hace bastante tiempo y no me contestó, aunque no recuerdo qué perfil utilicé. A veces cuando miro los anuncios de la gente (ya hablaré más sobre eso en otra ocasión), apunto como favoritos los de las personas que me gustan físicamente. No es que este fuese particularmente atractivo, pero tenía unos rasgos faciales que me atraían un poco, así que lo puse al final de mi lista.

El caso es que este tipo me ha mandado un mensaje a las once de la noche pasadas, cuando ya estaba pensando en irme a dormir y ahora que le miro a la cara, se me parece al infiel que hago mención en "Duele". Tendría narices que quisiese jugar conmigo, aunque me imagino que no sabría que soy yo porque no puede verme la jeta. Me desconecté inmediatamente, a ver si encuentro un momento en el que no esté conectado para guardar sus fotos en algún sitio. Puede que incluso le envíe una de las fotos a mi hombre deseado, junto con un letrero que diga "¿le conoces?". Si fuese quien yo pienso realmente, se podría liar una gorda, pero si no lo es, tendría que inventarme una excusa por enviar la foto.

Cuánto me gustaría haber podido hablar hoy con mi mejor amigo... Al menos para ponerle al corriente de la historia hasta este momento. Pero quizá sólo es que me estoy volviendo loco con el tema.

Actualización (16/04/2007): He intercambiado cuatro frases con este supuesto "infiel". No parece ser quien yo creía, porque debe vivir lejos de la ciudad. Ya ha comenzado a preguntar de forma picarona y no me gusta el tema. No sé qué hacer... Ya veremos lo que contesto, si es que contesto.

Actualización (19/04/2007): En una de sus despedidas, me dijo que a ver si seguíamos hablando, si yo quería. Le contesté que no había problema, por hablar no pasaba nada. Su siguiente mensaje fue: "¿sólo hablar? Qué pena...". Mi última respuesta fue: "por aquí no se puede hacer mucho más que hablar". Supongo que no le sentó bien y tendría otros planes, pero tampoco me los expresó claramente y sólo contestó "ya". Aunque se puede entender que escribir a mi anuncio ya se hace con ciertas intenciones, yo no estoy dispuesto a ceder si no tengo un apetito especial, cosa que ocurre pocas veces. Y en este caso no me llama mucho la atención.

domingo, 8 de abril de 2007

Duele

31-marzo-2007
Caminaba con mi mejor amigo, que hablaba de que era normal que se dieran coincidencias estando con él. Decía que, por ejemplo, se acordaba de un compañero que llevaba años sin ver y de pronto se cruzaba con él al volver una esquina. Yo bromeé y dije que esos "poderes" se podrían aprovechar y para probar, afirmé que iba a encontrar pareja esa noche. Debo decir que no consigo ligar casi nunca y que salgo poquísimo por el ambiente porque no me gusta. Al ser sábado habíamos decidido ir a tomar algo después de dar un paseo y nos dirigíamos a un bar bastante nuevo en la zona.

Entramos en el bar y yo instintivamente eché una ojeada al entorno. Había poquísima gente, pero enseguida me llamó la atención un hombre que tomaba algo, sentado junto al principio de la barra. Nos acercamos al camarero y pedimos nuestras bebidas. Como mi vista deja bastante que desear, volví a mirar a aquel hombre para cerciorarme de su rostro y me pareció muy hermoso. Mientras nos servían, se levantó y se fue al otro lado del bar a sentarse.

Una vez con nuestras copas, nos fuimos de la barra y vimos un taburete vacío en el otro lado. Mi amigo me preguntó si veía a alguien interesante y yo afirmé con seguridad, indicándole con discreción a quién me refería. Como eso no suele ser normal en mí y mi amigo siempre vela por mis intereses, me dijo que me sentase yo y que él iría a darse una vuelta para dejarme el espacio libre.

Mi adorado hombre estaba sentado justo frente a mí. Le miré insistentemente, pero no me atrevía a acercarme a hablar. Mi amigo me hacía señas para que "atacase", pero todo lo más que conseguía es que me diera la risa, porque yo seguía sin superar mi timidez. Unos minutos después, el hombre se levantó, se acercó a mí y tras saludarnos, comenzamos a charlar. Se sentó a mi lado. Yo estaba alucinado, me costaba mantener la mirada y mi corazón latía a cien por hora.

Mi amigo vino a despedirse y nosotros fuimos a buscar un lugar más discreto, si es que se puede llamar discreción a lo que hay dentro de un sitio así. Yo no pude disfrutar mucho porque es una incomodidad extrema, pero intenté que él gozase lo máximo posible. Entre el calor y el calentamiento sudé como un pollo, pero me sentía genial junto a él. Le di mi teléfono, sin mucha esperanza de que me llamase (por experiencia de lo que pasa en estos casos), pero parecía un hombre super correcto. Poco después dijo que tenía que irse y a mí no se me había perdido nada para quedarme allí solo, así que nos despedimos y me volví para casa.

1-abril-2007
Al día siguiente yo estaba en casa de mi amigo, arreglando unos temas del ordenador, cuando recibí su llamada. Me llenó de alegría y así se lo dije. Le prometí llamarle a mitad de semana y así lo hice. Me sentía un tanto nervioso por el deseo, aunque intentaba calmarme. Quería volver a verle; parecía que podíamos empezar poco a poco.

6abril-2007
El viernes me disponía a salir solo a dar un paseo, cuando volví a recibir una llamada suya. Me alegró mucho, porque no pensaba ir a Madrid, pero con su presencia ya sí que me apetecía. Me dijo que él iba a salir con unos amigos y que podíamos quedar todos en un bar. Llegué diez minutos antes que ellos y cuando les vi entrar por la puerta, comenzaron los fenómenos extraños.

Me acerqué a saludarle y cuando fui a darle un beso, noté que se apartó lo justo para que no se lo plantase en los labios. Eso ya me puso en alerta de que algo ocurría. Me presentó a sus dos amigos y les di la mano. Uno era de Madrid y otro de fuera. Mientras estuvimos en aquel bar, intenté hablar con él y lanzarle guiños, pero aunque me devolvió alguna sonrisa y charlamos un poco, vi que estaba como ausente. Al rato nos fuimos a otro bar, al sitio donde yo le había conocido.

Pedimos nuestras bebidas y nos acodamos en una pequeña mesita. Aquí él ya estaba mucho más callado si cabe y ni siquiera me devolvía la mirada. Después de un rato, se bajó a la zona de abajo con uno de sus amigos (cosa que me pareció extraña pero no quiero coartar la libertad de nadie), mientras yo charlaba un poco con el otro, que parecía bastante simpático. No tardaron en subir de nuevo. Le pregunté medio en broma, medio en serio, si abajo le habían transtornado y me contestó que no había pasado nada. Al poco, ellos tres terminaron sus copas y dijeron que se marchaban. Me dijo que me llamaría y sólo nos despedimos de palabra. Nada más marcharse, terminé mi copa y me fui al metro.

Tanto en el camino de vuelta como el resto del fin de semana, he estado devanándome los sesos intentando averiguar por qué en esta última cita su actitud fue tan distinta. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue que alguno de sus amigos no entendía y a él no le gustaba mostrarse cariñoso en esa situación. Después pensé que uno de esos amigos debía ser algo más, o lo había sido en el pasado. Pero sobre todo, lo he pasado bastante mal porque le deseo y quería tenerle a mi lado, aunque me he tirado todo el fin de semana solo y desesperado.

8-abril-2007
Por suerte me llamó hace un rato. Cogí el teléfono bastante cabreado por no haber tenido noticias suyas en estos días, pero le dejé hablar y me lo explicó todo. Efectivamente, uno de sus amigos había sido su pareja hasta hace quince días, cuando él decidió cortar porque el otro es infiel cuando le da la gana. Me contó que en otros aspectos está muy a gusto, que cuando está enfermo el otro le cuida y tal. Pero que si le daba el venazo, se iba de viaje solo y le dejaba aquí tirado. Como él cree en la monogamia, le sienta fatal que haga eso y fue la razón de querer cortar. El Viernes Santo sus amigos le propusieron salir y el infiel dijo que no se metería en medio de nosotros dos, pero al parecer ocurrió justo lo contrario: se puso celoso a morir y no paraba de soltar comentarios. Yo me di cuenta que le atacaba como quien no quiere la cosa, pero como prácticamente no los conozco, no podía estar seguro. Así que él decidió que se marchasen todos a casa para no estar aguantando los ataques.

El tema es que al final me lo ha contado todo, que es lo que yo le pedía en uno de mis mensajes. Estoy dolido porque le deseo, pero quizá no sea nada más que eso. Lo que pasa es que como casi nunca puedo ser cariñoso con alguien, para una vez que parecía haber encontrado un hombre que podía darme el mismo cariño, me ha fastidiado mucho tener que tragarme mis sentimientos. He intentado ser amable con él y no quiero meterme en sus asuntos, así que me imagino que seguirán siendo pareja mientras el infiel no quiera retirarse a un lado. También podría ser que mi anhelado hombre haya salido conmigo para darle celos al infiel y atarle más corto. No descarto ninguna posibilidad, pero si la historia cierta es la que me ha contado, tiene cojones que una pareja tenga que mantenerse aguantando lo que no les gusta. Por desgracia, cosas peores he visto.

Por otra parte, me ha comentado que la diferencia de edad entre nosotros le parece un obstáculo bastante grande y yo le respondí que con mi antigua pareja lo llevaba bastante bien. Pero ya es otro escollo más en el camino. Me ha dicho que quiere que seamos amigos y más adelante puede que hablemos de otras cosas. No sé qué hacer... Intentaré llevarlo así y controlarme, a ver si consigo averiguar si esto evoluciona en un sentimiento más profundo. Creo que va a ser duro, porque ya he tenido la experiencia de intentar ser amigo de alguien que me atrae y no ha habido mucha suerte. Espero poder hablarlo con más calma. Mientras, me duele.

Actualización (28-09-2007): Sí, ya sé que ha pasado mucho tiempo, pero he pensado con frecuencia en esta historia. Al poco de hablar aquel fin de semana fatídico, le envié más de un mensaje para decirle que por mi parte, yo estaba interesado en que siguiésemos siendo amigos, si él quería... Nunca me contestó. Algún tiempo después, mientras paseaba con un amigo de vuelta a casa, nos cruzamos con él y se paró a saludarnos. Mientras charlábamos, él me tenía cogido el antebrazo. El contacto me volvía loco por todo lo que le deseo, pero hay gente que tiene esa costumbre, así que intenté "desconectar" un poco mis sentidos. Mi amigo trataba de interceder por mí para ver si él estaba interesado, pero no se pronunció. Pienso muchas veces en él. Intento no torturarme, porque está claro que no ha querido que sigamos relacionándonos, así que otra vez será.

Mentiras anunciadas

Historia original: viernes, diciembre 08, 2006

Como diría House, todo el mundo miente, la única variable es sobre qué. La verdad (aunque sea un contrasentido comenzar así la frase) es que es muy aplicable a todo tipo de situaciones. Hoy hablaré de los sitios de contactos en Internet, un tema que puede repetirse con cierta frecuencia por aquí. Aunque ya alguna vez he incluido contenidos inadecuados, quizá será cada vez más común hacerlo. En realidad, el tema me interesa sobre todo por cuestiones de análisis del comportamiento de la gente en este tipo de sitios.

Digamos que, por ejemplo, tengo dos anuncios: en uno muestro mi rostro y fotos de algún viaje, indicando que principalmente busco pareja, pero acepto amistad y otras actividades en algunos casos puntuales. En el otro no muestro mi cara, sino mi cuerpo, aunque sin enseñar las partes pudendas (más que nada porque no me da la gana enseñarlas), e indico que el sexo no es mi objetivo principal, pero en caso de que ocurra mis preferencias son tal y cual. Creo que las descripciones están bastante claras: Cada anuncio va dirigido a un público, pero no descarto otros tipos de relación; para eso está Internet, para hablar y ponerse de acuerdo. En cualquier caso, lo que se ve y lo que se puede leer es todo cierto, no engaño ni miento a nadie.

Primera regla: leer el anuncio. Vale que mucha gente ni siquiera tiene texto en sus anuncios, pero yo lo tengo y si no lo leen, de poco sirve. Cuando alguien que me escribe es todo lo contrario a lo que digo en el anuncio, mi reacción más habitual es no responder. Ha habido casos curiosos de gente que insiste y encima dicen "¿qué te pasa? Nunca contestas a mis mensajes". Con algo de suerte, lo más que pueden recibir como respuesta es una disculpa educada tipo "lo siento, es que no eres mi tipo. Suerte en la búsqueda".

En realidad a mí también me dan calabazas el 99.99% de las veces, aunque yo intento ser educado, porque es como me gustaría que me tratasen. Pero todavía hay quien no se ha tomado bien mi respuesta, replicando "pues vaya tiquismiquis, qué difícil lo ponéis. A mí me gusta todo, es sólo sexo". Sólo tengo un argumento para responder a eso: Si piensas así, sigue buscando, hay miles de personas, ¡colecciónalas! Pero yo he dejado bien claras mis preferencias. Si hubieras leído el puñetero anuncio y supieras razonar, te habrías dado cuenta de que lo que hay es lo que hay. Con tu insistencia, da que pensar que te guste "todo" y más bien parece que sólo te gusto yo.

A todo esto, reconozco que soy un poco cerrado en mis preferencias, pero hablando las cosas se puede llegar a un acuerdo y si no se llega, pues no pasa nada. Ante todo, creo que sólo hace falta tener un poco de cabeza y respeto.

Mi siguiente cavilación es: las personas que sólo buscan amistad, ¿por qué ponen fotos en pelotas? Ni siquiera los desnudos parciales me parecen aceptables. Ya es mosqueante que buscando amistad, accedan al perfil donde me muestro sin ropa. Leo su perfil e intento llevar una conversación normal "de amistad", acorde con lo que pone en su texto. A las pocas frases, ya están preguntando por qué no enseño mis gitanales. Mi respuesta normal es "porque para una amistad creo que no hace falta", tras lo cual te cortan la conversación.

Hay quienes dan más rodeos, preguntando si tienes messenger, luego si tienes cam, etc. A menudo no sé qué hacer para cambiar ese hilo de conversación, pero siempre vamos a parar al mismo tema, su maraña de pensamientos pasa casi siempre por el cibersexo y después cortar la conversación sin avisar, cuando les apetezca. Vamos a ver: en mis andares por estos sitios ya me he encontrado con muchas personas que buscan lo mismo que tú. Liga con ellas. Bueno claro, que ya los habrás recorrido a todos.

En el asunto de las mentiras también están aquellas personas que se describen de una forma, pero muestran fotos que no coinciden para nada (¿visión distorsionada de sí mismas?), o las que ponen fotos que no son suyas y fastidian al personal. El nivel de peligrosidad es muy variable, desde quien sólo quiere echar un casquete a costa de lo que sea, hasta quien se hace pasar por quien no es para fastidiar a esa persona, o incluso camelan a alguien para luego sacarle los dineros. Por suerte las cosas no se suelen poner tan mal a menudo, pero hay que andarse con ojo.

Con todo esto, se le queda a uno el cuerpo con unas ganas tremendas de conocer gente. Pero que sea gente diferente, por favor.

Contenidos adecuados

Historia original: jueves, diciembre 07, 2006

Como ya dije, cuando inicié mi blog homófono, una de las principales ideas era escribir sobre mis sentimientos, pero enseguida me di cuenta de que eso implicaba también incluir el sexo y no sabía si era muy adecuado hacerlo. En cualquier caso, no me apetecía mucho mezclarlo con otros temas.

Supongo que habrá quien diga que si me planteo si es correcto hacer algo, quizá es que no lo sea. Muchas veces no sé qué hacer, pero aunque son temas muy personales, pienso que no tiene por qué ser malo hablar de forma natural sobre lo que siento. Y aunque todavía parece que nadie se ha pasado por aquí, puesto que no he visto ningún comentario en las entradas, ni me ha llegado ningún correo electrónico, puede que llegue un momento en el que la bitácora sea visitada... Y me encantaría intercambiar opiniones con más gente (y quizá incluso encontrar a alguien interesante, que no pierdo la esperanza).

En principio esto es bastante anónimo y no debería suponer ningún problema... Pero una de las entradas que tengo planificadas probablemente "debilitaría" ese anonimato. A veces no publico nada durante mucho tiempo, pero tengo cosas redactadas como borrador y algunas ideas en la cabeza que espero atreverme a parir algún día.

sábado, 7 de abril de 2007

La búsqueda

Historia original: sábado, octubre 07, 2006.

Salí sin muchas ganas, pero estaba harto de estar en casa y nadie me había llamado para dar un paseo, así que me dije que por qué no acercarme a la sauna. Al llegar me di cuenta de que para ser sábado no había mucha gente, situación que prefiero a las aglomeraciones. Me quité la ropa, fui a darme una ducha y me dediqué a pasear, sin ningún objetivo en mente. Sólo quería relajarme y para ello me bastaba con caminar, escuchar la música y pensar.

Estuve un buen rato dando vueltas por el local, sentándome de vez en cuando y sin ver a nadie interesante, así que no parecía que hubiera plan para hacer nada. Me fui a la sala de calor seco a sudar. Me gusta la sensación de calor que enseguida obliga al cuerpo a empezar a transpirar ese sudor limpio, sabiendo que luego me voy a dar una ducha y me quedaré como nuevo. Suelo quedarme unos diez minutos, no más, hasta que los poros han transpirado un rato y luego salgo a la ducha. Cuando me atrevo a ponerme bajo el agua fría, es una pequeña tortura, pero después el cuerpo se queda deliciosamente relajado. Muchos días, sin embargo, sólo me ponía debajo de una ducha normal de agua templada para limpiarme la piel.

Llevaba unos cinco minutos en la sala de calor. La gente suele entrar y salir a ver si ven a alguien interesante. Algunos incluso se lo montan allí dentro, pero yo soy incapaz de pensar en otra cosa que en el calor que tengo. Una de las veces que se abrió la puerta, entró un hombre que me gustaba y aunque pensó que no le había hecho caso, sólo era que no me apetecía hacer nada con tanto calor. Me hizo unas cuantas señas, incluso me rozó y se fue.

Cuando consideré que había sudado suficiente, me fui afuera y me di una ducha que me dejó totalmente relajado. Me fui al baño, pues me estaba meando, y después salí a pasear para buscarle. No tuve que caminar mucho, pues estaba justo a la salida. Pasé junto a él y le dije hola. Él se me quedó mirando y como pasaba más gente, me atrajo enérgicamente cogiéndome de un brazo, así que enseguida estábamos pegados hablando y le dije que no le había hecho caso antes porque hacía mucho calor en la sala. Era un tipo de mi altura, cuarentón, gordito, velludo sin exagerar, con bigote y gafas. Por el acento me parecía catalán o algo así. Lo único que me resultaba un poco chocante es que llevaba el pelo un poco largo, pero con la humedad es como si estuviera peinado con gomina.

Nos fuimos en busca de alguna salita. Sólo pudimos encontrar una en la que no funcionaba el pestillo, así que él dijo que seguramente entraría la gente a molestar. Yo no me enteré en aquel momento, aunque después sí que sentí que abrían la puerta un par de veces, chocando con la papelera que pusimos para bloquearla un poco.

Extendimos nuestras toallas y comenzamos a besarnos y achucharnos. Llevaba mucho tiempo sin conocer esa ternura, esa calidez y delicadeza. Casi todo era perfecto, las mejores caricias, los besos más dulces... Ningún detalle estropeó el momento. Estuvimos un buen rato gozando. Recuerdo que al final nos pusimos invertidos, haciendo un 69. Tuve que pararle varias veces, porque no me quería correr tan pronto, pero era difícil contenerse con lo bien que me estaba masturbando. Yo abrazaba su cuerpazo mientras le devolvía las mismas caricias; estábamos empapados en sudor, pero no me importaba porque olía limpio. Llegó un momento en que no pude más y me corrí con un placer extraordinario.

Se dio la vuelta y me miró. Yo estaba resoplando, recuperándome de los espasmos. Le dije que había disfrutado muchísimo. Le pedí que esperase un momento para recobrar el aliento. Le besé y le acaricié cariñosamente. Luego me puse sobre él para poder darle más placer. Recorrí su cuerpo con mi boca, siguiendo sus gemidos. Descendí y se la chupé un rato para hacerle gozar. Después, se la meneé con la mano. Se corrió enseguida, lanzando varios chorros que cayeron sobre su pecho y su barriga. Me encanta ver cómo disparan cuando eyaculan de esa forma. Me tumbé a su lado de nuevo. Permanecimos abrazados, disfrutando de la química.
- Guapo. -le dije
- Gracias, a lo mejor cambias de opinión cuando vuelvas a ponerte las gafas.
- Nah, veo lo suficiente...
- Ya... Estoy muy a gusto.
- Sí, yo también.
Yo realmente estaba en la gloria. Más abrazos, más caricias. Por curiosidad, le pregunté:
- ¿Tienes pareja?
- Sí, pero como si no la tuviera...
- ¿Y eso qué significa?
- Pues que está a 600 kilómetros.
- ¡Uf! Las relaciones a distancia... sí que son complicadas. -casi imposibles, diría yo.
- Pues sí. ¿Tú tienes pareja?
- No, ahora no. Se acabó ya hace tiempo y lo malo es que el listón está muy alto.
- ¿Y eso?
- Pues que va a ser difícil encontrar a alguien igual.
- ¿Y ahora no buscas?
- Sí, claro que busco, pero nadie quiere comprometerse.
- ¿Vives solo?
- Sí.
- ¿Te apañas bien? Eres muy joven, ¿no?
- Sí, no me quejo. Ya no soy tan joven... ¿Cuántos me echas?
- Pues... Treinta.
- Más, más.
- ¿treinta y cuatro?
- Treinta y tres.
- ¿Cuándo cumples los treinta y cuatro?
- En mayo.
- Ahá... Bueno, tengo que irme ya...
- ... Oye, lo he pasado muy bien contigo... me gustaría verte otra vez.
- ... -no sabía qué contestarme. Evidentemente no le interesaba volver a quedar.
- Vale, vale, ya veo -dije cuando le vi dudar.- No quiero comprometer a nadie, ¿eh? Sólo que estoy tan a gusto que me gustaría volver a quedar.
- Pues... Nos podemos ver por aquí si vuelves...
- Ya no suelo venir mucho a estos sitios, la verdad. No me gusta. ¿Es que no nos podemos ver fuera?
- Sss... sí claro. Sólo que... no me gusta planificar de antemano, así no se ven tanto los detalles malos y sí que se recuerdan más las cosas buenas.
- Ya veo... Pues nada, nos vemos.
Si hubiera visto algún tipo de voluntad por su parte, le habría dado mi número de teléfono, pero vista su actitud ni siquiera me molesté. Fue a darse una ducha y yo me metí a sudar primero otro rato. Entró un momento a secarse y allí mismo le dije adiós. No me molesté en seguirle y salí del calor cuando me apeteció, para darme una ducha antes de marcharme.

Así está el mercado... Me fastidia mucho que alguien me haga sentir tan bien, nunca quiera repetir un encuentro. No sé qué hacer para averiguar lo que busca esta gente. Bueno, sí, está claro que buscan sexo sin compromiso, cosa que a mí me cuesta por mi forma de entender el sexo.

Yo llevo mucho tiempo esperando ya encontrar alguien interesante. A menudo me pregunto si es que no estoy preparado, o si es que los buenos momentos (sentimentalmente hablando) ya pasaron y no volverán. Ahora, cuando no es por un motivo, es por otro y la cosa nunca acaba de cuajar. La mayoría de las veces tengo la coraza puesta y trato de que me dé igual, pero de cuando en cuando aparece alguien realmente interesante y se pasa mal porque nunca corresponde. Supongo que algún día ocurrirá el milagro, pero hasta entonces lo único que puede hacerse es esperar. No me gusta nada esta situación, pero poco puedo hacer, sólo confiar que cuando se presente la ocasión, no la deje pasar pensando que no merece la pena.

Volver a empezar

La primera vez se me ocurrió escribir mis ideas "de cara al público", pensé que podría hablar de cualquier tema y que al menos me serviría para desahogarme. Pero enseguida me di cuenta de que a poco que me quisiera extender, entraría en detalles que a no todo el mundo le gusta tocar (básicamente de... eso). Poco después ya me estaba planteando crear otra bitácora separada para temas "escandalosos". Y aquí estamos...

Espero que con esta nueva aventura pueda ponerme a escribir más a menudo ya que, aunque lo parezca, la otra bitácora no está abandonada. Si las cosas van mejor, sea lo que sea lo que se me ocurra escribir, creo que siempre encajará en una de las dos bitácoras. De todas formas tendré que seguir esforzándome, puesto que sino mi ritmo de actualizaciones seguirá tan lamentable como hasta ahora.

Me queda mucho por aprender de esta forma de expresión. Entre las tareas más importantes, todavía no sé qué hacer para que quien esté utilizando un buscador pueda llegar a mis páginas con mayor facilidad. Mi primera experiencia fue que aparecí unos pocos días (quizá por ser novedad), pero enseguida desaparecí de los resultados, hasta tal punto que no me puedo encontrar a mí mismo. Y no encontrarse a uno mismo sí que es trágico.

Me da la impresión de que si no aparezco en los buscadores, es porque pongo muy pocos enlaces, pero es una tarea que me cuesta. En realidad escribo para contar cosas que me ocurren o que se me pasan por la cabeza y encuentro difícil enlazarlas con otras.

Seguramente utilizaré material de la otra bitácora adaptado al nuevo estilo que tengo planificado para esta y quizá algunas entradas desaparezcan de allí, mientras que otras puede que queden duplicadas con un cambio de estilo en la redacción.

Me imagino que con mis opiniones también me ganaré "enemigos". En realidad, cada vez que releo mis entradas encuentro frases y cosas que quiero cambiar. A veces hago los cambios y otras no, para no marear más la perdiz. Como dije en la otra ocasión, se admiten comentarios constructivos sobre lo que escribo. Aunque para eso, primero tendrá que llegar alguien hasta aquí.