Buscar en este blog

lunes, 26 de mayo de 2008

Prohibido Pensar

Cuando todavía iba al colegio, me apuntaron a una clase de kárate para que hiciese ejercicio. Empezar desde niño puede crear buenos hábitos para la salud y en mi caso estaba más que justificado, ya que aunque al parecer nací más delgado de lo normal, enseguida me recuperé con creces y desde siempre he sido gordito. Llevo toda la vida haciendo dieta por temporadas y después recuperando más peso del perdido, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

El profesor de kárate era un hombre autoritario y nos imponía disciplina en las clases. Con mi carácter siempre introvertido, la verdad es que creo que le tenía un poco de miedo. Pero me imagino que casi todos los de la clase se lo tenían. Con un sólo grito conseguía que la mayoría diésemos un respingo del susto e intentásemos hacerlo mejor para evitar el castigo, que los había y muy creativos. También debo decir que fue el primer hombre en el que me fijé sexualmente en mi despertar hormonal, por supuesto sin que él lo supiera, pero esa también es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión.

Las clases de kárate no sólamente constaban de duro ejercicio, sino que a veces nos reunía a todos y hablábamos, o nos hacía ir un fin de semana a ejercitarnos por el campo, o nos ponía una película y nos hacía preguntas sobre ello. No creo que hoy en día un profesor de una "asignatura extraescolar" se implique tanto en la educación de sus alumnos como lo hacía él, intentando despertar también nuestras mentes, algo que en principio no estaba dentro de sus responsabilidades.

En alguna de sus charlas nos contaba historias para hacernos pensar, historias simbólicas cuyo significado no siempre llegábamos a captar por completo. De algún modo, alguna de esas historias se quedó en mi memoria. No creo que sea capaz de explicarla convenientemente, pero voy a hacerlo lo mejor posible.

La historia era bastante tenebrosa y venía a decir que todos tenemos dentro un demonio esperando a salir a la luz y devorarnos. Para evitar que el demonio saliese, había que mantenerlo ocupado constantemente, de modo que no tuviese tiempo de emerger y acabar con nosotros. Para ilustrarnos mejor, nos dio el ejemplo de una persona que pensó que asignándole un montón de trabajo al demonio podría olvidarse de él, así que le encargó lavar montones y montones de ropa, limpiar la casa, arreglar el jardín, hacer la compra, cocinar... Según sus cálculos, el demonio tendría trabajo para una semana, así que se despreocupó y se fue a hacer lo que le dio la gana. Cuando estaba a punto de terminar la semana, volvió para encargarle más trabajo al demonio y descubrió horrorizado que había terminado antes de tiempo y en una enorme marmita estaba cocinando a su madre.

Meditar puede ayudar mucho a conocerse uno a sí mismo y a los demás. Cuando las cosas van bien, se produce un círculo de buenos pensamientos que a su vez parece que generan nuevas circunstancias favorables. Supongo que el flujo es en los dos sentidos y las circunstancias favorables también hacen que tengamos pensamientos agradables. Pero cuando algo se tuerce, a veces el círculo gira gradualmente hacia los pensamientos negativos y todo se ve con otros ojos. Personalmente creo que también es productivo meditar sobre aspectos negativos...

Yo creo que todos los que escribimos o creamos algo, por pequeño que sea, sabemos que es jodido encontrarse mal, pero produce una cantidad de ideas increíble que quizá no se nos ocurrirían estando alegres. Pero también es cierto que a veces cuando uno tiene tiempo para pensar, puede convertirse en un arma de doble filo y luego cuesta mucho más controlar anuestro demonio interior e impedir que nos devore.

Ultimamente he tenido tiempo para pensar, mucho, demasiado. Intentaba encontrar a alguien que me diese esperanza, pero a cada paso que daba me distanciaba más de mi objetivo y empecé a obsesonarme cada vez más rápido. La carga se hizo insoportable, sólo conseguí empeorar mi estado anímico y decirme a mí mismo, otra vez, que necesitaba un descanso de todo. Pero la vida no se detiene, así que no se puede descansar sino confiar en que llegarán tiempos mejores.

Un buen amigo me ha prohibido pensar... en mis miserias. Me ha dicho que si no lo hago, me dará un par de hostias. Lo que me faltaba, recibir palos. No sé qué hacer... Sé que lo dice por mi bien, para que me reponga y piense en positivo. Ojalá todos pudiésemos tener esa fortaleza, ojalá pudiésemos controlar a nuestro demonio, mandarlo todo a tomar por culo y comenzar de nuevo con la experiencia ganada.

Espero que con el tiempo podré encontrar mi lugar, aunque no va a ser fácil. Nunca lo es.

No hay comentarios: