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domingo, 22 de agosto de 2010

Ya Toca La Depre Post-Vacacional

Y es que nada más llegar de vuelta a casa, me sentí mal. La sensación era como tristeza, aflicción, una especie de opresión en el pecho como si quisiese llorar. Además, noté el cambio porque no llegué a casa directamente del viaje, sino que pasé una noche más en casa de un amigo, para poder ayudarle con el equipaje y otras cosas. Pero cuando él me trajo a casa y se marchó, el sentimiento fue bastante repentino.

Intento mantenerme ocupado, ya que cuando pienso en ello, como ahora escribiendo estas líneas, me siento peor. Las principales razones que intuyo son dos: haberme quedado "solo" de nuevo después de quince días y el próximo retorno a la rutina del trabajo. Yo creo que me pasa siempre al final de las vacaciones y es una circunstancia superable.

En cuanto a lo de quedarme solo, en realidad no es así, puesto que tengo a mis padres, puedo llamar a algún amigo "de los de toda la vida", etc... El problema es que no me apetece: debo ser gilipollas, pero no me siento completamente a gusto con ellos. No soy capaz de disfrutar de lo que me ofrecen. Siempre he sido muy introvertido, me he tragado todos mis problemas. Y ahora que puedo explicarlos, no siento la misma comodidad con todo el mundo.

Parte de este sentimiento está provocado porque estos días prácticamente he hecho lo que me venía en gana (aunque bueno, ha habido sus honrosas excepciones) y ahora siento que vuelvo a la rutina y me faltan cosas. Por suerte, esto también se convertirá en el acicate para no quedarme parado y continuar siendo activo.

La última razón para sentirme así es la falta de compañía. Pero no de cualquiera, sino alguien especial. Así que habrá que seguir en la brecha y continuar la búsqueda.

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