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martes, 8 de diciembre de 2009

Pruebas Médicas Desagradables II

ATENCIÓN: ARTÍCULO DESAGRADABLE. SI ERES APRENSIVO NO LO LEAS.

Tengo Miedo.

Como ya apunté hace más de un año en la primera parte de esta "serie de entradas" (que espero que no tenga muchos episodios más), hay pruebas médicas que por las que no es nada agradable pasar. Mañana me hacen un estudio urodinámico y estoy un poco acojonado. La hoja informativa del estudio explica el funcionamiento del mismo y no apunta nada bien:

"[...] En algunas ocasiones este estudio no es necesario pues con pruebas menos molestas para el enfermo se puede saber exactamente cuál es la disfunción que las ocasiona. Si se va a realizar Ud. este estudio es porque no tenemos otro medio de saber cuál es su problema [...]"

El estudio, en resumen, consiste en que te meten una sonda por la uretra y otra por el ano. Entonces te van llenando la vejiga de líquido estéril para ver cómo se comporta. Cuando hay ganas inminentes de orinar, se hace en un aparato destinado a medir el vaciado.

Lo que me da pavor es la sonda uretral. Como comenté en la otra entrada, me produjeron un dolor insoportable cuando me tomaron las muestras el año pasado. Espero que esto no sea igual, porque soy un tirillas y no aguanto. Un amigo mío que ya ha sido sondado más de una vez dice que es diferente, que evidentemente no es un paseo de rosas, pero que no es doloroso sino molesto. Yo sólo quiero que pase ya el momento, quitármelo de la cabeza y que sirva para el diagnóstico. Menos mal que mañana me pilla de vacaciones y al menos no estaré con el mal rollo en la oficina, como la vez anterior.

Por otra parte no debo quejarme mucho, ya que "he tenido suerte" con las citas médicas este mes... Llevaba casi nueve meses esperando a que me viera el andrólogo por el tema de la anorgasmia, anhedonia sexual, o como quiera llamársele. Un par de semanas antes de la consulta, me llamaron al móvil para comunicarme que mi cita se retrasaba unos días...

Por fin me vio el pasado día 1. La verdad es que en cuanto a la anorgasmia parece que no van a hacer nada; en los análisis de sangre y orina no ve nada fuera de lugar y me remitió a que buscase un sexólogo privado si puedo. Pero por lo menos fue amable, no como el capullo que me vio la primera vez. Le mostré las pruebas médicas que me había hecho por mi cuenta en la medicina privada y como se ve claramente que orino muy despacio, decidió solicitarme el estudio urodinámico y un par de resonancias magnéticas.

Cuando bajé a pedir las citas después de la consulta, estaba la sala hasta arriba de gente, como suele ser costumbre. Cogí número y cuando creí que llegó mi turno, me acerqué al mostrador. La señorita me contestó que tenía que esperar, que mi número era del turno de tarde. Bastante fastidiado, volví a sentarme un buen rato. Volvió a salir mi número, esta vez el de verdad.

Me acerqué a la ventanilla y me atendió un hermoso caballero que, aparte de alegrarme la vista, sabía hacer su trabajo con diligencia. La primera cita que me daba era para el próximo mes de junio. Protesté un poco, diciéndole que había esperado nueve meses para la cita que acababa de tener. Me comentó que me podía dar cita para el mes en curso, pero el problema eran las pruebas médicas que debía hacerme antes. Entonces le pregunté si me podía dar la cita y yo hacerme las pruebas por mi cuenta: mi idea era acudir a la medicina privada, aunque me costase un dinero.

Asintió y entonces me ofreció otra posibilidad: hacerme las pruebas algún fin de semana, o por la noche. Le comenté que no había problema, así que se puso a buscar en el ordenador y me preguntó si podría ir a la resonancia el día 3 por la noche. Yo no daba crédito, por supuesto que acepté. Luego me buscó cita para la película de terror, digooo, para el estudio urodinámico. Y por último, para la consulta médica de revisión. Quedé prendado por su buen hacer (y porque encima estaba muy potable). Le di las gracias (ya me hubiera gustado darle algo más, con cariño) y me marche.

Las resonancias magnéticas fueron ya la semana pasada. Tuve que hacer bastante acopio de calma y concentración para aguantar más de media hora metido en el tubo (eran dos resonancias diferentes, una detrás de otra). La sensación es muy agobiante, más aún teniendo en cuenta lo gordo que estoy y el poco espacio que queda, en el que no te puedes mover. Lo soporté porque podía ver una pequeña ranura del mundo exterior, pero ya tenía claro antes que yo no podría hacer espeleología ni ninguna actividad en la que el espacio fuera tan limitado. Además, los ruidos son tremendos, al volumen de una discoteca pero encima no es música y ni siquiera me pusieron una protección auditiva. En fin, una cosa que me he quitado de encima y que ahora sé que puedo superar, pero nada agradable.

Por suerte cuando alguien pueda leer esto, seguramente ya habrá pasado el mal trago. Por otra parte, como tengo que tomar antibióticos para la prueba de mañana (para prevenir una posible infección), a ver si hay suerte y me ocurre como la otra vez que tomé ese antibiótico debido a una uretritis. Si vuelvo a sentir un pequeño aumento de las sensaciones, será hora de comentárselo al médico.

¿Será posible tener una infección que no se vea en los análisis? De todas formas yo creo que no es la única causa, porque las sensaciones placenteras han disminuido en general... Recuerdo el gustazo que sentía antes con las caricias, lametones... Ahora todo está apagado, dormido. El cuerpo responde a los reflejos de erección y eyaculación, pero no hay sensación eléctrica, ni la escalada hacia el orgasmo; no se sienten los espasmos, ni el alivio posterior.

Yo sé que la respuesta está ahí fuera, en algún sitio, y lo voy a descubrir. POR MIS COJONES.

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