Si hubiera bajado al metro en otro momento...
Si no me hubiera parado a mirar la pantalla...
Si al reportero le hubiese dado por entrevistar a otra persona...
Si no le hubiese conocido, seguramente sólo habría pensado: "¡qué hombre más hermoso!".
Pero no era así, y allí estaba él, en la pantalla de televisión en aquella estación.
Se me aceleró el corazón de inmediato y seguramente en ese momento habría ganado a Pilar Rubio en una competición de abrir los ojos como platos.
Allí estaba él, de entre varios millones de habitantes. Y allí estaba yo, anonadado por aquella cadena de casualidades. Yo, que me había debatido entre buscarle y tratar de olvidarle, sabiendo que no conseguiría nada persiguiéndole, pero con el dolor de no poder quitármelo de la cabeza.
Y de hecho nunca he conseguido olvidarle. La razón es un pequeño secreto: su recuerdo es de los pocos que todavía consigue hacerme sentir algo.
¡Ainssss! En fin.
Qué guapo está el condenao. Qué jodío.
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2 comentarios:
gracias por reaparecer con el nuevo año. Y espero agregarte a mi blog uno de estos dias.
Me ha encantado este relato y, si te soy sincero.....me habria encantado firmarlo
Muchas gracias a ti por leerme... Como sabes, yo también soy fiel a tus relatos. Me halagas, sobre todo porque tú ya tienes mucha más producción literaria que yo, y más elaborada...
Me ocurrió viniendo hacia casa y simplemente necesitaba compartirlo. Ha sido bastante espontáneo. Lo tendré en cuenta para las próximas veces.
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