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domingo, 21 de septiembre de 2008

Los Médicos No Me Aciertan

No sé cómo me las apaño, pero la mitad de las veces que voy al médico, me encuentro con que mi doctora de cabecera no está. No sé si se tratará de una estrategia para evitar que vayamos al médico si no estamos muy enfermos, o simplemente que los centros de salud están hasta las cejas de pacientes. Si realmente lo necesitas, te pasan con otra consulta. Esto mismo me ocurrió cuando me decidí a consultar al médico por primera vez el tema de mi anhedonia eyaculatoria. También me fastidia el hecho de que cada vez te vea un profesional diferente, cuando los médicos "de familia" están precisamente para controlar las enfermedades a largo plazo y coordinar las actuaciones necesarias.

Esta doctora me preguntó qué me ocurría. Le comenté que no sabía si tendría que ver con las operaciones de fisura anal que me habían hecho, pero que había perdido la capacidad de sentir los orgasmos y quería consultarlo con un urólogo. Por supuesto estuvo de acuerdo y ella misma me hizo el parte interconsulta para que no necesitase pedirlo en el mostrador, así que fue bastante diligente. Me dieron cita para mediados de octubre de 2008... A todo esto, yo había dejado pasar casi cinco meses desde la segunda operación porque en principio pensé que el tema se solucionaría solo, pero ahora esto me dejaba en espera otros dos meses más.

Por suerte relativa para mí, me llamaron por teléfono el sábado 13 de septiembre para adelantarme la cita del urólogo, puesto que les había surgido un hueco para el día 17. La relatividad de la suerte la explicaré en el siguiente artículo, para no extender este demasiado y porque creo que merece comentario aparte.

Hace unos días también decidí pedir cita para consultar el tema de mi sueño irregular. Esta vez sí que estaba mi médico correspondiente. Justo después de la segunda operación ya le había comentado que dormía fatal y ella no le dio importancia, diciéndome que seguramente habría descansado mucho con el tema de la baja, pero que todo volvería a su curso. En esta última visita, le comenté que continuaba igual, que estaba cansado todo el día y me daba miedo que algún día me pudiese quedar dormido al volante. También le dije que quizá la fatiga estaba relacionada con la anhedonia, para pedirle su opinión.

Después de hacerme unas pocas preguntas, me dijo que debía intentar relajarme, tomarme una infusión, hacer actividades aburridas antes de acostarme para que me entrase sueño y que a la cama sólo debía ir a dormir, dejando de pensar. Me recetó unas pastillas y me dijo que si después de media hora en la cama no conseguía dormir, me tomase una y anotase cuántos días las necesitaba, para saber si sería necesario pautármelas para toda la vida. Le comenté también el tema de que me habían adelantado la cita del urólogo para dos días después y me dijo que el tema se salía de su campo, que mejor lo trataría el especialista. Al menos fue sincera en eso.

Salí de la consulta y miré la receta que tenía en la mano: Lorazepam. Mierda. Ya había probado las benzodiazepinas anteriormente, como por ejemplo relajantes musculares, y me dejaban hecho una braga. Me dije que tenía que investigarme a mí mismo y encontrar la forma de reducir al mínimo la toma de fármacos. Además, en mi opinión los médicos deberían buscar la raíz del problema antes de intentar atajarlo todo con pastillas.

He tomado las "pastis" un par de veces, porque los días siguientes necesitaba estar descansado, pero no las veo como solución, además de que el descanso sigue siendo insuficiente en mi opinión. Me parece que tendré que buscarme una clase de relajación o algo así.

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