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martes, 15 de enero de 2008

Suavemente

Después de hablar más o menos tiempo con alguien, a veces se pone uno de acuerdo y surge la posibilidad de quedar. Normalmente cuando se queda por sexo, cada persona ya ha comentado las cosas que le gustan y sabe lo que el otro quiere.

Yo siempre digo que me gusta la suavidad, las caricias, besos, abrazos, sexo oral, etc. No soy amigo del dolor ni por lo más mínimo. Pero aunque no me gusta hacerlo, si una persona en un momento dado (no por costumbre) necesita roces más fuertes del tipo de pequeños pellizquitos, o que sean con las uñas o los dientes, puedo estar de acuerdo en darlos si eso le excita... De todas formas se me hace difícil porque me imagino que me lo estuvieran haciendo a mí y no me pone nada, sino todo lo contrario. Y por supuesto todo el tema del sado, dominación y cualquier cosa que se le parezca, aunque sea en su forma más leve, queda totalmente descartado.

Dado que disfruto mucho cuando hay cariño y suaves caricias, o por ejemplo me pasan la lengua por las tetillas (de las cosas que más loco me vuelven si lo hacen bien, tomen nota :D), pierdo la excitación cuando insisten en pellizcarme o estimularme más fuerte de lo necesario. En serio, no sirve de nada salvo para que deje de disfrutar, yo soy así y las situaciones son siempre calcadas...


- ¡Ay! De verdad, que si quieres que te mordisquee, yo lo hago, pero no me muerdas....
- Pero si no te he hecho nada.
- Ya. En fin, lo que tu digas... ¡Ay, que no me muerdas!
- ¿Pero te molesta? Si no es nada, sólo rozarte...
- Pero qué coño no es nada, que no me gusta, hombre.


...Y así sucesivamente, de poco sirve decirlo, porque el tío insiste e insiste. No sé qué hacer y no me ha pasado una vez, sino varias, con lo desagradable que es. Entiendo que a otros les pueda gustar una estimulación más fuerte, pero ¿tan difícil es comprender que a mí no me gusta lo mismo? Así que parece que a una persona que tenga esa costumbre no la sacas de ahí nunca. Lo que más me jode es que no sé si son tan cortos que no saben adaptarse, o es que no hacen caso porque no les da la gana y te están fastidiando aposta.

Por supuesto que en otras ocasiones he conseguido justo lo que me gusta y si por casualidad, alguno de los que me lo ha hecho así lee estas líneas, puede que se acuerde de mí muriéndome de gusto bajo su lengua. Olé, olé y olé, eso si que fue satisfacción. Aunque sé que nadie quiere repetir... a ver si alguna vez me equivoco y me llamáis, hermosos :)

Al próximo que me muerda los pezones le ostio.

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